La llegada del nuevo sistema robótico Versius confirma al Hospital Privado de Comunidad (HPC) en la vanguardia médica del país.
Desarrollado por la empresa británica Cambridge Medical Robotics (CMR), se trata de un sofisticado dispositivo quirúrgico con visualización 3D que permite realizar cirugías con un altísimo grado de precisión.
La calidad de estas intervenciones permite al HPC –la primera institución del país en contar con esta avanzada tecnología– brindar a sus pacientes una mayor seguridad, con una recuperación más rápida y menor dolor postoperatorio.
Esta incorporación tiene lugar en un momento en que el HPC fue definido como “centro avanzado” en el manejo de los accidentes cerebrovasculares (ACV) isquémicos por la Sociedad Iberoamericana de Enfermedades Cerebrovasculares y la World Stroke Organization (WSO).
En esta edición, CENTRAL también aborda la experiencia del Hospital en trasplantes. En casi 40 años, ya ha realizado 375 renales, en el marco de un abordaje integral que involucra el pretrasplante y el postrasplante.
Además, con un equipo altamente especializado, el HPC hizo desde 2017, 30 trasplantes hepáticos, de los cuales tres fueron hepatorrenales.
Revolución en la cirugía:
El HPC incorpora el primer robot quirúrgico Versius de Argentina
El Hospital Privado de Comunidad (HPC) de Mar del Plata ha marcado un hito en la medicina argentina al incorporar el sistema quirúrgico robótico Versius, convirtiéndose en la primera institución en el país en contar con esta avanzada tecnología europea. Este dispositivo promete elevar los estándares de la cirugía moderna, ofreciendo mayor precisión y seguridad. En una entrevista exclusiva, el Dr. Fernando Santomil, Jefe del Servicio de Urología y del sector de Uro-oncología, Laparoscopía y Robótica del Hospital Privado de Comunidad; actual presidente del Consejo de Administración de Fundación Médica de Mar del Plata explica los beneficios de este sistema revolucionario.
¿Cuáles son las principales ventajas que ofrece la cirugía robótica para el paciente?
La ventaja principal que ofrece la cirugía robótica está relacionada con realizar una cirugía de máxima precisión. Las plataformas robóticas incorporan tecnología avanzada, como imágenes 3D en alta definición, que permiten al cirujano tener una experiencia inmersiva dentro de la cavidad quirúrgica. Esto mejora significativamente la visualización y la precisión en cada procedimiento.
¿Qué beneficios concretos aporta al paciente?
La robótica es una evolución de la laparoscopía. Los beneficios incluyen mejor control de sangrados intraoperatorios, heridas quirúrgicas más pequeñas, menos dolor postoperatorio y, en consecuencia, una recuperación más rápida.
El sistema Versius es el primero en Argentina. ¿Qué implica esto?
Para el HPC, nos posiciona a la vanguardia de las instituciones de salud de mayor complejidad del país. Somos pioneros en la implementación de esta tecnología europea en Argentina, lo que nos permite ofrecer a nuestros pacientes los más altos estándares en cirugía moderna. A nivel nacional, abre las puertas para el desarrollo y expansión de la cirugía robótica en el país.
¿Cómo ha sido la adaptación del equipo quirúrgico?
La adaptación ha sido gradual y positiva. Iniciamos el programa en abril en siete especialidades quirúrgicas: urología, coloproctología, ginecología, cirugía de vías biliares, tórax y bariátrica. Los resultados han sido satisfactorios en variables intraoperatorias y postoperatorias, cumpliendo con los estándares en seguridad para el paciente.
En urología, ¿qué aplicaciones tiene?
En urología, la cirugía robótica muestra sus mayores ventajas en la cirugía oncológica de próstata, conocida como prostatectomía. La precisión del robot es excepcional, mejorando los resultados funcionales, especialmente en la continencia urinaria y la recuperación de la función sexual. También se usa en cirugías oncológicas de riñón, permitiendo preservar más tejido renal sano, y en algunas patologías benignas como plásticas del uréter.
¿Cree que la robótica reemplazará a otras técnicas?
No creo que la robótica reemplace completamente otras técnicas. La robótica ofrece ventajas en ciertos procedimientos, pero no es superior en todos los casos. En nuestra región, y en Argentina, seguimos viendo una convivencia entre cirugía abierta, laparoscópica y robótica. Cada técnica tiene su lugar y sus indicaciones. La clave está en ofrecer la mejor opción para cada paciente y situación particular.
¿Qué mensaje quiere transmitir a la comunidad?
Estamos desarrollando este programa de cirugía robótica con prudencia y priorizando la seguridad del paciente. Ya hemos alcanzado casos exitosos, lo cual nos permite afirmar que la experiencia inicial cumple con nuestros altos estándares de seguridad y eficacia. Estamos comprometidos con ofrecer tratamientos avanzados a nuestros pacientes, evaluando cuidadosamente cada caso para determinar la mejor aproximación quirúrgica.
El HPC continúa posicionándose como una institución de vanguardia en el ámbito médico, con un fuerte enfoque en la innovación tecnológica y la excelencia en la atención al paciente. Los avances en cirugía robótica y la capacidad para realizar trasplantes de órganos lo convierten en un referente en la región.
Cirugía Robótica en el HPC.
Médicos de distintas especialidades compartieron sus experiencias y expectativas sobre esta tecnología de vanguardia.
Dr. Juan Perriello, coloproctología. En la especialidad médica que se ocupa del diagnóstico y tratamiento de enfermedades del colon, recto y ano, el Dr. Juan Perriello, coloproctólogo, utiliza diversas técnicas, desde tratamientos médicos hasta cirugía, para abordar estos problemas de salud. Con el avance de la cirugía robótica y las técnicas mínimamente invasivas, esta especialidad ha mejorado significativamente los resultados y la recuperación de los pacientes.
El Dr. Perriello, destacó la fácil adaptación del equipo quirúrgico al sistema Versius. “Proporciona una mejor visión y resultados inmejorables para los pacientes”, afirmó. Según Perriello, la mayoría de las patologías de su especialidad pueden abordarse con cirugía robótica, requiriendo solo una evaluación individual de cada caso. Además, enfatizó: “El proceso de capacitación se desarrolló de manera muy adecuada, involucrando a todo el equipo quirúrgico, tanto médico como no médico”.
Dr. Matias Nicolás, cirugía de tórax. La incorporación de la cirugía robótica en el ámbito torácico presenta numerosas ventajas que pueden transformar significativamente los resultados quirúrgicos. Esta tecnología permite realizar procedimientos con una mayor precisión, gracias a su capacidad para ofrecer visualizaciones en 3D y una movilidad excepcional de los instrumentos quirúrgicos.
El Dr. Matías Nicolás, cirujano torácico, señaló que el HPC es pionero en Argentina. “Somos la primera institución en el país que utiliza esta plataforma para cirugía torácica”, afirmó. Nicolás subrayó el potencial de la robótica en patologías oncológicas de timo y pulmón. Además, comentó sobre el panorama nacional: “La cirugía torácica robótica en Argentina está muy poco desarrollada, comparativamente con países como Brasil, llevamos al menos 10 años de demora. Tenemos un gran futuro local como pioneros”.
Dr. Enrique Cánepa, cirugía hepática, biliar y pancreática. El Servicio de Cirugía General del Hospital Privado de Comunidad fue pionero en el país en el desarrollo de la cirugía mini-invasiva. Siguiendo esta línea, la cirugía pancreática y hepática tienen particularidades técnicas por lo que el desarrollo en este campo fue un poco más lento. A lo largo de los últimos 15 años nos hemos posicionado como uno de los centros de mayor volumen en hepatectomías laparoscópica del país.
La cirugía robótica es segura y factible. Sin duda que su uso facilitará la cirugía conservadora de parénquima y el acceso a segmentos posteriores hepáticos y la realización de anastomosis (uniones) en la reconstrucción pancreática respecto a la cirugía laparoscópica.
Dr. Pablo Capellino, onco ginecología. En el diagnóstico y tratamiento de cánceres que afectan el sistema reproductor femenino, como el cáncer de ovario, endometrio y cérvix el Dr. Pablo Capellino resaltó los beneficios de la visualización 3D y la precisión.
El Dr. Capellino destacó que esta tecnología “permite realizar cirugía con menor sangrado y mayor precisión, lo que se traduce en una recuperación más rápida del paciente”, explicó Capellino. También señaló: “Los pacientes con cuello de útero y algunos tumores de ovario en estadíos tempranos se ven claramente beneficiados con esta nueva tecnología”.
Dr. Felipe Fiolo, cirugía bariátrica. El uso de la tecnología robótica no solo mejora la des- treza del cirujano, sino que también minimiza la invasividad de las intervenciones, resultando en menos complicaciones y tiempos de recuperación más cortos para los pacientes. Este enfoque innovador está revolucionando la cirugía esofagogástrica, ofreciendo nuevas esperanzas y opciones de tratamiento para aquellos que enfrentan condiciones severas relacionadas con el sistema digestivo.
El Dr. Felipe Eduardo Fiolo, cirujano esofagogástrico y bariátrico, enfatizó la importancia de la robótica en cirugías complejas como gastrectomías y esofaguectomías, destacando la “mejor visualización y precisión de movimientos”.
Los profesionales de la salud coincidieron en que la adopción de Versius representa un avance significativo, ofreciendo beneficios tanto para los pacientes como para los profesionales. El HPC se posiciona así a la vanguardia de la cirugía robótica en Argentina, abriendo nuevas posibilidades en el tratamiento de diversas patologías.
Centro avanzado en el manejo del ACV
El HPC recibió la certificación internacional de la Sociedad Iberoamericana de Enfermedades Cerebrovasculares y la WSO World Stroke Organization. El jefe del Servicio de Neurología, Pablo Ioli, explicó a CENTRAL cómo trabaja la institución para abordar la patología en forma rápida y articulada.
El Hospital Privado de Comunidad (HPC) fue definido como “centro avanzado” en el manejo del accidente cerebrovascular (ACV) por laSociedad Iberoamericana de Enfermedades Cerebrovasculares y la World Stroke Organization (WSO).
El jefe del Servicio de Neurología del HPC y vicepresidente de la Sociedad Neurológica Argentina, Pablo Ioli, contó a CENTRAL los motivos de esta certificación y el abordaje que hace la institución para tratar a tiempo la patología.
¿De qué se trata la certificación?
Los centros avanzados son aquellos que tienen la capacidad de hacer el manejo y el tratamiento completo del espectro de la patología cerebrovascular. En el HPC, desde hace algunos años tenemos la posibilidad dehacer tratamientos en la etapa híper aguda del ACV, es decir desde las primeras horas del inicio del ACV, en particular el manejo dentro de la primera hora desde que el paciente ingresa al hospitalpor el ACV isquémico, que es aquel que se produce cuando hay una obstrucción de una arteria en el cerebro. Hacemos un tratamiento trombolítico con una medicación que intenta destruir el trombo, el coágulo, que está tapando esa arteria. El tratamiento está disponible solamente dentro de las cuatro horas y media desde el inicio de los síntomas. Parece mucho, pero es muy poco tiempo. Teniendo en cuenta sobre todo que, desde que el paciente ingresa a la institución, hay que hacer todo en menos de una hora para que pueda recibir el tratamiento. Hay que sumarle el tiempo de evolución que ya tienen los síntomas, por eso hay que tener muy aceitados los resortes internos de la institución para hacer eso lo más rápido posible.
La certificación tiene que ver no sólo con la disponibilidad de los tratamientos, sino también con la logística interna y los parámetros de calidad. Uno es que los pacientes tienen que recibir el tratamiento antes de la hora de ingresado a la institución. La mitad tiene que ser dentro de los 45 minutos. Es muy exigente. Hay que cronometrar los minutos para demostrar la calidad de atención.
Eso no es un capricho: tiene un correlato médico reflejado en el eslogan “tiempo es cerebro”. Por cada minuto que el cerebro está sufriendo un daño por un ACV isquémico, se mueren dos millones de neuronas. Entonces, cada minuto que pasa es tejido cerebral que está dañado y no se puede recuperar. Por eso los minutos son importantes. El paradigma del manejo del ACV ha cambiado, al punto de que hoy es parte de una serie de patologías que son “tiempo dependientes”, como un infarto de corazón, la resucitación cardiopulmonar, las infecciones graves en pacientes inmunocomprometidos y los politraumatismos. Son patologías en las que hay que actuar rápidamente. En el caso del ACV isquémico, después de esas cuatro horas y media el tratamiento no es posible hacerlo porque se pierde el efecto. No tiene beneficio el paciente después de esas cuatro horas y media.
¿Cuáles son las ventajas del HPC para el abordaje de esta patología?
En principio, tenemos la ventaja logística de tener neurología de guardia activa las 24 horas. Entonces, tenemos a alguien de neurología para evaluar a estos pacientes. Lograr la certificación requiere documentar el entrenamiento no sólo en el equipo de neurología, sino en enfermería de guardia, en la secretaria de la guardia, los camilleros, la terapia intensiva; es decir, involucra diferentes sectores del hospital. La medicación que se suministra está disponible en diferentes sectores de la institución para que esté accesible.
¿Qué implica el abordaje a tiempo del ACV?
Es la diferencia entre quedar con una secuela importante y tener una recuperación muy buena. Si el tratamiento se aplica dentro de la hora y media, uno de cada cuatro pacientes queda sin secuelas. Si se aplica justo a las cuatro horas y media, la probabilidad disminuye bastante: es uno cada 15. Y la trombectomía mecánica, que es el otro tratamiento, está disponible para ciertos tipos de ACV, que son los más grandes.
¿Cómo es ese otro tratamiento?
Es un tratamiento para ciertos subtipos de ACV isquémicos, aquellos que afectan arterias grandes. Es lo que se conoce como Trombectomía Mecánica, en nuestro Hospital, a cargo de los doctores Álvaro Valtorta y René Viso. Es un tratamiento con catéteres que intentan destapar la arteria tapada. Tiene una ventana de tiempo mayor. Lo ideal es que se haga dentro de las seis horas. Se puede hacer hasta 20 o 24 horas después, pero, cuanto más tiempo pasa, menor es la probabilidad de que el tratamiento dé mejores resultados y hay más riesgo de complicaciones.
Para acortar los tiempos, el reconocimiento rápido de los síntomas es clave.
Sí, parte de la certificación tiene que ver también con el trabajo que estamos haciendo en la educación acerca de los síntomas y la interacción con otras entidades y los servicios de traslado para mejorar los tiempos entre que el paciente tiene los síntomas y puede acceder al tratamiento. Lo que se conoce como la etapa prehospitalaria.
Esta certificación es por dos años. Y ayuda a estandarizar procesos. Cosas que antes se hacían de una manera no estandarizada se formalizan. Hay pocas instituciones en el país que tienen esta certificación como centro avanzado. En la provincia de Buenos Aires, fuera del Gran Buenos Aires nosotros somos el único hospital que la tiene. Hay muchos centros que tienen la certificación como “centro esencial”, que son aquellos que tienen la disponibilidad del tratamiento con la terapia trombolítica, pero no tienen trombectomía.
Es importante destacar que, si bien se requiere de una logística, un recurso humano especializadoy una infraestructura especial, la certificación también se relaciona con una etapa muy importante del cuidado del paciente con ACV, que es lo que pasa después de esas primeras horas. Ahí es donde interviene un equipo interdisciplinario para la rehabilitación. En nuestro caso intervienen terapistas ocupacionales y kinesiólogos, con Fonoaudiología para la recuperación de los problemas del habla y el cuidado de enfermería para la evolución del paciente.
El pronóstico depende del tipo, tamaño y ubicación de la lesión. Hay cuadros muy leves, en el que los pacientes están internados 24 o 48 horas y se recuperan completamente, y hay cuadros severos que requieren mucho trabajo, con una recuperación lenta, de muchos meses, que continúa fuera del hospital. La certificación también evalúa todo ese proceso: el equipo de Nutrición, el de Cuidados Paliativos, el de Trabajo Social…
¿Se requiere un monitoreo especial de los pacientes?
Sí, estos pacientes requieren de un monitoreo especial de ciertos parámetros, fundamentalmente de la presión arterial y de la evolución clínica. Hay que hacer imágenes de control a las 24 horas. El Servicio de Diagnóstico por Imágenes está muy involucrado con esto porque, si viene un paciente con estas características y el tomógrafo está en uso, hay que parar todo y hacer la tomografía o la resonancia de estos pacientes.
El camillero también es importante porque es el que va a trasladar al paciente. Y la accesibilidad, es decir, la cuestión estructural del hospital, para ahorrar los tiempos. Además, el equipo de Hemodinamia también está de guardia permanente. Si no fuera así esta certificación no sería posible.
¿Los ACV isquémicos pueden darse a cualquier edad?
Sí, es una patología que puede ocurrir a cualquier edad. Es más frecuente en personas de mayor edad porque está asociado a factores de riesgo vasculares. La hipertensión es el principal factor de riesgo y ciertas arritmias cardíacas predisponen mucho a tener ACV, en particular una que es la fibrilación auricular, que es más frecuente con la edad. También la patología de las arterias del cuello y cerebrales y tener antecedentes vasculares. Hay factores modificables y no modificables. Los no modificables tienen que ver con la edad y con que los hombres tienen más riesgo de hacer ACV que las mujeres, pero después están todos los modificables, como el consumo de cigarrillos. Si uno erradicara todos los factores de riesgo vascular modificables, se podrían evitar hasta el 80% de los ACV. Se estima que en Argentina hay 55 mil ACV por año, de los cuales el 85% son ACV isquémicos, y hay 18.000 muertes por año por ACV.
Los ACV hemorrágicos tienen una mortalidad mayor que los ACV isquémicos, y dentro de los hemorrágicos hay un subtipo que es la hemorragia que se produce por la ruptura de un aneurisma: tienen una mortalidad del 50%. En general, los ACV son la primera causa de internación dentro de la neurología. Y son la tercera causa de muerte en Argentina.
¿Cómo está conformado el equipo del HPC para abordarlos?
Intervienendesde la enfermera de la guardia que hace la recepción del paciente y los camilleros hasta Neurocirugía, pasando por los médicos de la urgencia, los de neurología de guardia, la internación de neurología, el Servicio de Diagnóstico por Imágenes, el de Terapia Intensiva, Enfermería, Terapia Ocupacional, Kinesiología, Nutrición, Fonoaudiología, Trabajo social y Farmacia.
¿Qué valor tiene para Mar del Plata que el HPC haya recibido esta certificación?
El objetivo de todo esto es mejorar la atención del paciente, que estén disponibles los mejores tratamientos para esta patología. Que haya un centro que tenga esta posibilidad es beneficioso para toda la comunidad. El anhelo sería transformar a Mar del Plata en la primera región de la Argentina preparada para el manejo del ACV. Es decir, que no solamente sea cuestión de un hospital, de un centro, sino que se trabaje de forma coordinada en la zona.
Trasplante hepático
Enrique Cánepa, a cargo del equipo de trasplante hepático del HPC, destacó la experiencia que adquirió la institución, que ya lleva realizadas 30 intervenciones.
El jefe del Servicio de Cirugía General y de la división Cirugía del Hospital Privado de Comunidad (HPC), Enrique Cánepa, contó a CENTRAL la experiencia que en los últimos años desarrolló la institución en trasplante hepático, cuyo equipo está a su cargo.
Con una amplia trayectoria que incluye el paso por el Hospital Paul Brousse de Francia (centro líder en trasplante hepático de Europa), Cánepa está frente del equipo de trasplante hepático que inicialmente fue creado con los Dres. Fernanda Bersano y José Iniesta (cirujanos), La Dra. María Eugenia González (Terapia Intensiva), la Dra. Cecilia Acosta (Anestesia) y el Dr. Gerardo Speroni (Hemoterapia). Luego se fueron incorporando especialistas en Hepatología, Gastroenterología, Infectología, Patología, Laboratorio, Imágenes, Psiquiatría, Psicología, Servicio Social, Enfermería e Instrumentadores Quirúrgicos, así como también el resto de profesionales de los Servicios de Cirugía General, Clínica Médica, Anestesiología y Terapia Intensiva. Asimismo, un rol importante tiene la secretaria coordinadora de trasplante.
¿Cómo fue el camino que se recorrió para que el HPC pudiera realizar su primer trasplante de hígado?
Junto con María Eugenia Gonzalez, médica especialista en Terapia Intensiva y Trasplante Hepático, estuvimos 3 años en un centro de Francia en el que se hacían 150 trasplantes por año. Al regresar a Argentina, tuvimos la oportunidad de incorporarnos al HPC, y nos propusimos armar un equipo de trasplante hepático. Tuvimos mucho apoyo del presidente y vicepresidente de la Fundación Médica de aquella época, los Dres, Miguel Statti y Martín Areta, como también de la Dra. Luisa de Wouters, infectóloga y miembros del consejo de administración, y del Dr. Alfredo Introzzi, nefrólogo, que en su momento estaba a cargo del equipo de trasplante renal.
Para que el hospital fuese habilitado para hacer trasplante hepático necesitábamos dos acreditaciones, que son otorgadas por el INCUCAI (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante). Por un lado la institucional y por otro la del equipo de profesionales para tal fin.
La acreditación institucional para trasplante hepático fue más sencilla porque en el HPC se hace trasplante renal desde 1985.
La acreditación del plantel de profesionales fue la que más costó conseguir, porque el equipo debe estar conformado por especialistas formados en centros específicos de trasplante hepático: dos cirujanos como mínimo, un médico gastroenterólogo o clínico especializado en hepatología clínica, un médico especialista en terapia intensiva, un anestesista, un infectólogo, un psicólogo y dos enfermeros de terapia intensiva e instrumentadoras quirúrgicas. El grupo fue conformándose de la siguiente manera: incorporamos a Fernanda Bersano y José Iniesta, cirujanos especializados en el Hospital Italiano de Buenos Aires. Luego a Cecilia Acosta, anestesióloga del HPC que continuó su formación en Francia (Paris y Montpellier), Matias Machaín, médico clínico especializado en Hepatología, Mauro Costantini y Jorge Alvares, anestesiólogos, que completaron su formación en Fundación Favaloro. Y así sucesivamente con los otros integrantes. El objetivo fue crear un grupo de trabajo local, con disponibilidad los 365 días del año.
El primer trasplante se hizo en 2017 y fue un re-trasplante, muy difícil pero exitoso. Esta paciente hace dos años fue mamá.
¿Cómo es el proceso del trasplante?
Todo el proceso lleva aproximadamente 24 horas. Cuando el CUCAIBA (que es el ente regulador de trasplantes en la Provincia de Bs. As.) o el INCUCAI asigna un órgano a uno de nuestros pacientes en lista de espera nacional, se desencadena el operativo de trasplante. El donante puede estar en cualquier ciudad del país, y hacia esa ciudad vamos en busca del órgano, en nuestro caso hígado. Habitualmente, el equipo asignado debe enviar dos cirujanos, un anestesiólogo y una instrumentadora para ablacionar el órgano correspondiente. En general, la procuración de los órganos se organiza por la noche, y duran entre 4 y 5 horas. Paralelamente, en el HPC hay un equipo llamado de “implante”, preparando al receptor. Cuando el órgano llega, se completa la extirpación del hígado enfermo e inmediatamente se injerta el nuevo. El tiempo quirúrgico promedio son 6horas y luego el paciente es recibido en terapia intensiva. Durante todo el operativo participaron aproximadamente 25 personas.
¿Cómo fue hacer trasplantes hepáticos durante la pandemia?
En ese momento teníamos muchos pacientes que estaban con el puntaje alto para ser trasplantados. En el período del Covid empezamos a aplicar lo que se hace históricamente en trasplante renal: ablación regional de órganos.
Eso permitió a todos los equipos en general, mantenernos operativos a pesar de las restricciones de traslados durante la pandemia. El HPC en particular, nunca cerró las puertas a la atención médica durante el COVID, lo que nos diferenció de muchas otras instituciones. Eso también favoreció a que este programa no se interrumpiera, y pudimos hacer en plena pandemia cinco trasplantes hepáticos, cuando en el país se hacían muy pocos.
¿Además de los cinco trasplantes hepáticos que se hicieron en pandemia, cuántos lleva realizados el HPC?
Hicimos 30. Y tres de ellos fueron multiviscerales: hepatorrenales.
¿Desde los primeros trasplantes hepáticos hasta la actualidad la intervención ha cambiado?
En realidad, las técnicas ya habían sido descritas por los pioneros en los años 80. Por supuesto mejoraron las soluciones de preservación, los medicamentos inmunosupresores, y también mejoró la técnica anestésica y quirúrgica: somos más precisos, más rápidos y el control del paciente en unidades de cuidados intensivos también evolucionó.
Es importante destacar el apoyo que tuvimos de la Fundación Favaloro y de los Dres. Gabriel Gondolesi y Pablo Barros Schelotto, con quienes realizamos una alianza de trabajo fundamental para garantizar nuestros resultados iniciales. La Fundación Favaloro permitió la capacitación de nuestras instrumentadoras quirúrgicas y enfermeras. Para la Fundación Médica Mar del Plata y el Hospital Privado de Comunidad significó una apuesta muy grande.
¿Mar del Plata de qué área de influencia es receptora de órganos?
Involucra ciudades como Necochea, Tandil, la Costa y hasta Bahía Blanca. Siempre los pacientes eligen su centro de trasplante.
¿Cómo fue el primer trasplante de hígado y riñón?
El paciente tenía la necesidad de un trasplante renal y desarrolló luego una enfermedad hepática terminal, por lo que fue inscripto en lista de espera de trasplante hepático y renal. Se hizo un doble trasplante. Esto se puede hacer porque estamos habilitados en trasplante renal y en hepático. La coordinación es similar a la que se hace para un órgano solo. El trasplante no es simultáneo, pero se hace uno inmediatamente después del otro.
¿Qué período puede aguantar (cuál es la vida útil/media) un órgano entre que es extraído de un cuerpo y trasplantado a otro?
Se llama período de isquemia al que va desde que el órgano se extirpa hasta que es implantado.
Durante ese tiempo es mantenido en las soluciones de preservación. Esa “vida útil” es bastante acotada en corazón, hígado y páncreas. En hígado son 12 horas como máximo. Más allá de ese tiempo, hay mucho riesgo de no función del órgano. El riñón da un poco más de margen, puede ser de 24 horas.
¿Hay mucha gente en lista de espera para hacerse un trasplante?
Lamentablemente, siempre las listas de espera son mayores a la posibilidad de trasplante. El renal va a la cabeza y le sigue el hepático. Crecen exponencialmente.
¿Cómo está la cantidad de donantes en el país?
La donación es clave. Hay lugares que toman la punta en esto, como los países europeos, España sobre todo, que es el líder mundial en cantidad de donantes por millón de habitantes. Tiene cerca de 40. Argentina nunca pasó de 15, ahora estamos en 13,8. Las causas son varias: el interés o decisión de la población a donar sus órganos: un donante puede dar vida a 7 pacientes. Obviamente que en nuestro país la infraestructura, las distancias y logística para el traslado son una dificultad también. La mantención del órgano en las unidades de terapia intensiva en las distintas partes del país es compleja. Las instituciones que regulan los trasplantes trabajan a diario para aumentar la donación.
¿Qué valor asigna para Mar del Plata contar con un equipo de profesionales formados para llevar adelante estas prácticas?
Para un paciente en lista de espera y su familia lo más conveniente es poder ser tratado en su ciudad de origen. Es largo el período pre-trasplante como también el post-trasplante, y garantizar la continuidad de cuidados es fundamental.
Trasplante renal
El Dr. Rodrigo Prado Larrosa, Jefe del Servicio de Nefrología, a cargo del equipo de trasplante renal del HPC, destacó la trayectoria y los estándares de calidad de la institución.
“Desde 1985 el Hospital Privado de Comunidad comenzó con trasplantes renales. Hace casi 40 años que la institución es pionera en la práctica y ofrece la posibilidad de hacerla con donante vivo o donante cadavérico. Fue la primera institución en la Argentina que efectuó el trasplante con donante vivo por vía laparoscópica”, destaca en diálogo con CENTRAL Rodrigo Prado Larrosa.
¿Cómo es el proceso de evaluación para llegar al trasplante?
Tanto en el donante vivo como en el cadavérico, realizamos una evaluación exhaustiva en equipo interdisciplinario compuesto por urólogos, cirujanos cardiovasculares, nefrólogos, cardiólogos, infectólogos, psicólogos, enfermeros especializados, asistentes sociales y otros especialistas de salud de la institución involucrados en el trasplante. Participa todo un equipo de profesionalesformado para esta práctica de alta complejidad, con la cual después de finalizar las evaluaciones y cumplir los requisitos médicos de las mismas, otorga al paciente la aptitud para donar, la que implica que se minimicen los riesgos al momento de la intervención (buscamos reducir los riesgos para el donante, priorizando que el mismo continúe su vida cotidiana luego de realizar la donación;la cual es un acto altruista y de amor hacia el prójimo). Por supuesto toda cirugía puede tener un riesgo, pero a través de la evaluación médica minuciosa buscamos priorizar el cuidado del donante renal, que es una persona sana, y que los resultados del trasplante tanto para la persona que dona como para la que recibe sean los esperados.
Cuando un paciente ofrece un riñón a otro es muy importante que ese paciente continúe en perfectas condiciones. El paciente renal, que está en diálisis y lista de espera, tiene la posibilidad de trasplantarse con un donante vivo. Esta es una alternativa de gran calidad, pero hay que evaluarlos para que tanto el donante como el receptor tengan un resultado óptimo.
¿Cómo es la proporción de donantes vivos y cadavéricos?
Hay una escasez de donantes a nivel mundial y Argentina no deja de formar parte de ello. De hecho, hemos bajado mucho la tasa de donación. Aproximadamente hay 1400 donantes cadavéricos por año y tenemos más de 7000 pacientes renales en lista de espera. La tasa de donación en nuestro país es de 13.8 donantes por millón de habitantes (la cual es baja si comparamos con países de alta tasa de donación como España). Tenemos en nuestro país aproximadamente 30 mil pacientes en diálisis. La lista implica un período de tiempo promedio entre seis a ocho años hasta llegar a recibir un trasplante renal con donante cadavérico. Ante esto, el donante vivo es una solución atractiva, que está regulada por el Incucai. Puede ser donante renal aquel que tenga un vínculo directo hasta el cuarto grado de consanguinidad. Y hemos tenido donantes que son gente que quiere donar o amigos que tienen que tener una autorización judicial previa para poder ser evaluados como potenciales donantes. El hospital, como la mayoría de los centros que realizan trasplante, tiene equipos interdisciplinarios; no solamente se aplica el trabajo puramente médico, sino que es más amplio y eso hace que podamos corroborar que la donación se pueda llevar a cabo y no haya ningún impedimento psíquico o emocional que perturbe la misma.
Hemos contraindicado donaciones de familiares cuando identificamos que el donante no está apegado a lo que menciona la Ley de Trasplante de Órganos, Tejidos y Células en la que se establece que la donación es un acto genuino, voluntario y altruista. Además, durante el proceso de evaluación, puede el donante arrepentirse en cualquier etapa de este (respetando la voluntad de la donación en todo momento hasta el trasplante). La evaluación pretrasplante es muy importante porque, más allá del tema médico e inmunológico, las características psicosociales y el estado de salud mental ayudan a garantizar que el proceso sea bueno y una correcta adherencia al tratamiento inmunosupresor. A nivel mundial, la principal causa de pérdida del órgano trasplantado es la falta de adherencia en la toma de la medicación.
Por eso hay que valorar bien que la persona que recibe esté en condiciones de mantener la terapéutica que se le da, porque si no puede perder o durarle menos el trasplante renal. Eso se trata de contemplar y abarcar con el abordaje integral que hacemos, tanto en el pre como en el postrasplante. Remarcamos la importancia de garantizar que el receptor del riñón cuide adecuadamente su salud tras el trasplante, especialmente tomando los medicamentos inmunosupresores para evitar el rechazo del órgano. El equipo médico toma en cuenta este aspecto en todo el proceso, tanto antes como después del trasplante, para asegurar que el esfuerzo del donante no sea en vano y que el riñón trasplantado se mantenga funcionando correctamente.
¿Cuánto dura el injerto trasplantado?
La duración del injerto de un trasplante con donante cadavérico en la Argentina en promedio está rondando los 10 años de supervivencia, que no es poco. Y en los donantes vivos está en alrededor de 12 años. En el hospital, de los 375 trasplantes que tiene realizados en estos casi 40 años, en promedio los tiempos son mayores. Probablemente porque tenemos un trabajo interdisciplinario, con un seguimiento médico periódico que nos garantiza mejores resultados.
¿Cuáles son las razones de la patología renal?
La principal causa de la enfermedad renal en la Argentina y del mundo sigue siendo la diabetes y la hipertensión. La diabetes vinculada al sobrepeso, los malos hábitos alimentarios, la poca actividad física. La obesidad es una causa de diabetes tipo 2 y puede derivar en una insuficiencia renal.
La prevención está en el estilo alimentario, los hábitos correctos, evitar tomar medicación que no sea prescripta por un médico, hacerse chequeos de salud, realizar actividad física, comer con poca sal. El control de la presión arterial y la realización deun análisis de orina es muy orientativo para pesquisar problemas renales.
¿Cuáles son las terapias?
Entre las terapias de reemplazo renal están la diálisisyel trasplante renal. Nosotros en el hospital realizamos unabordaje integral de la insuficiencia renal crónica, priorizando hacer el trasplante en los pacientes que se encuentren en condiciones adecuadas. A nivel mundial el trasplante renal mejora la sobrevida y calidad de vida del paciente. El trasplante preventivo (el que se realiza antes de efectuar diálisis) tiene una mejor sobrevida a largo plazo, este a nivel nacional ocurre poco, en menos de un 4% de los pacientes. En nuestra institución se realiza entreun 8 al 10%.En el caso de que el trasplante renal no pueda realizarse antes de que el paciente ingrese a diálisis, el equipo médico prepara al paciente para que su cuerpo pueda adaptarse adecuadamente a este tratamiento. Esto asegura que el paciente llegue al trasplante en las mejores condiciones posibles, maximizando las probabilidades de éxito del procedimiento y la recuperación posterior.
¿Cómo repercute la diálisis en el organismo?
La diálisis, aunque necesaria para los pacientes que padecen insuficiencia renal crónica avanzada, no reemplaza completamente la función del riñón las 24 horas, lo que puede desgastar al organismo con el tiempo, pero destacamos que gracias a este tipo de terapia renal sustitutiva el paciente puede seguir viviendo. A pesar de los avances tecnológicos, el trasplante sigue siendo la mejor opción para mejorar la calidad de vida de los pacientes, ya que previene problemas óseos y cardiovasculares asociados con la insuficiencia renal. Aunque tenemos excelentes equipos de diálisis y algunos pacientes llevan más de 40 años en tratamiento, la escasez de donantes sigue siendo un gran desafío para trasplantar a más personas.
¿Cómo está integrado el equipo de trasplante renal?
Nuestra institución presenta un equipo de trasplante multidisciplinario (donde cada uno contribuye a que el proceso sea exitoso para los pacientes). Tenemos tres ramas médicas principales, que las constituyen los cirujanos cardiovasculares, los urólogos y los nefrólogos. Trabajamos en conjunto con otros especialistas y personal de salud capacitado en la atención del paciente que va a ser trasplantado y debe ser cuidado hasta su alta hospitalaria y posterior seguimiento médico. Por lo menos 50 personas se involucran por cada trasplante que se realiza.
El equipo de trasplante renal está conformado por el Dr. Prado Larrosa, Rodrigo como jefe, el Dr. Santomil, Fernando como subjefe y profesionales de Cirugía general, Urología, Cirugía cardiovascular, Infectología, Nefrología, Psicología, Servicio Social, Psiquiatría y Enfermería, así como también instrumentadores quirúrgicos y personal administrativo calificado, entre otras especialidades y profesionales de la salud vinculados con la calidad en la prestación de la práctica de trasplante.
¿Qué implica para Mar del Plata la posibilidad de hacerse un trasplante renal en el HPC?
La posibilidad de realizar trasplantes renales en el Hospital Privado de Comunidad, representa un avance significativo para la ciudad. Resaltamos que esto se logra gracias al apoyo incondicional de la Fundación Médica de Mar del Plata, institución administradora del Hospital Privado de Comunidad. La importancia en el desarrollo de esta práctica de alta complejidad es que los pacientes pueden recibir atención especializada cerca de su domicilio, con todos los estándares de calidad que el procedimiento requiere, lo cual posiciona al Hospital como un centro de referencia para trasplante renal a nivel local, regional y nacional. La combinación de un equipo médico altamente capacitado ytecnología de alta calidad garantiza una atención segura y efectiva, lo que es crucial en el manejo de la salud renal, manteniendo nuestra institución a la vanguardia de los procedimientos de alta complejidad.