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En el marco de su 30º aniversario, RIPSA, la emblemática empresa marplatense que ha transformado el panorama del pago de impuestos y servicios en Argentina, se convierte en el foco de una conversación excepcional. Revista CENTRAL logró reunir en dos entrevistas reveladoras a los siete pilares que han forjado la historia y el presente de la compañía: sus fundadores y directivos clave. A través de sus voces, descubrimos la trayectoria de RIPSA, desde sus comienzos con tecnología de disquetes hasta convertirse en una red líder con más de 1000 puntos de cobro y presencia en 14 provincias. Esta nota explora su notable capacidad de adaptación, los desafíos superados y sus perspectivas sobre el futuro de los medios de pago en un sector en constante evolución.

La trayectoria de la compañía es un testimonio de la sinergia entre las familias Giri y Boubée, iniciada con la visión tecnológica de Juan Boubee y el impulso inversor de Jorge Giri.

Hoy, esa colaboración fundacional se perpetúa y expande a través de las nuevas generaciones. Mientras los Giri (Jorge, Bernardo, Emiliano y Esteban) aportan una profunda comprensión del mercado, la expansión territorial, la construcción de confianza y un fuerte compromiso con la comunidad y las raíces marplatenses, los Boubée (Juan y Tomás) lideran la vanguardia tecnológica y la innovación, impulsando la adaptación digital y diseñando el futuro omnicanal de la empresa con iniciativas como “Mundo RIPSA”.

Tres Décadas de Compromiso y Crecimiento

¿Cómo surgió la idea de fundar RIPSA en Mar del Plata hace 30 años?

Jorge Giri: “La idea inicial surgió hace 30 años a través de mi actual socio, Juan Boubee. Él había observado un modelo de negocio similar en Estados Unidos, enfocado en la cobranza de impuestos y servicios, y me presentó este proyecto. Inicialmente, éramos cinco socios: tres aportaron la tecnología necesaria y dos, incluyéndome, aportamos el capital. Luego, junto con mi señora, evaluamos la posibilidad de entrar en la sociedad y decidimos aceptar. Así se inició todo”.

¿Siempre se llamó RIPSA? ¿Cuál es el origen de su nombre?

Jorge Giri: “Sí, siempre se llamó RIPSA, que significa Red de Informática de Pagos Sociedad Anónima. Ese es el nombre completo”.

Volviendo a esos inicios, ¿qué fue lo más difícil: la cuestión económica o la tecnología necesaria para facilitar el pago de impuestos?

Jorge Giri: “Lo más difícil fue conseguir los contratos. Sin contratos, no teníamos ingresos. El primer contrato importante lo cerramos con Eseba, la empresa de energía de Mar del Plata. Su gerente era Mario dell’Olio y uno de los abogados era Ricardo Gulminelli, quien era amigo mío. Recuerdo que su oficina, ubicada frente al Banco de la Nación, tenía una gran cantidad de boletas acumuladas, ¡unas 250.000! Le propuse cambiar ese sistema por una computadora y ofrecerle informes sobre quién pagaba y quién no a través de nuestro sistema. La idea le interesó mucho. Habló con los abogados y el porcentaje que nosotros igualábamos le resultó muy conveniente, ya que para realizar todo ese trabajo de recolección, él necesitaba 20 empleados. Nuestro sistema le permitía disponer del personal para otras tareas. Hicimos el contrato y empezamos con Eseba”.

¿Cómo reaccionó la gente al servicio de RIPSA? ¿Fue fácil que adoptaran esta nueva forma de pago?

Jorge Giri: “No fue fácil. No nos olvidemos que tanto para las empresas como para las personas, el Banco era la entidad en la cual se realizaban los pagos.  Romper con eso significo mucho tiempo, mucho esfuerzo.  Como toda startup, fuimos un equipo reducido, de cinco personas, formado por un gerente general, dos personas en la administración, una persona en la recolección de diskette’s de la red de agentes y mi hijo Bernardo, que iniciaba su carrera laboral.”

Bernardo Giri: “En 1995, cuando se fundó la empresa, la tecnología era muy distinta. No existían los celulares como los conocemos hoy; quien tenía uno era considerado exclusivo. Tampoco había códigos QR ni posibilidad de pagar con débito. Al principio, la información se buscaba en un disquete, y el proceso era completamente manual: la gente retiraba su boleta, pagaba y se la llevaba sellada. Con el tiempo, se incorporó la computadora, que comenzó a timbrar las boletas, marcando el inicio de la digitalización. Todo fue un proceso de transformación.

Lo que hacíamos era centralizar en un solo lugar todos los pagos que una familia debía hacer. Antes de los años 90, cada servicio—luz, gas, teléfono—se abonaba en lugares distintos, lo que implicaba perder varios días en trámites. La gente valoró mucho la comodidad de poder pagar todo en un solo sitio.

Con el avance de la tecnología, las boletas físicas fueron desapareciendo, y el proceso se volvió cada vez más digital. Hoy en día, el papel prácticamente tiende a desaparecer”.

Emiliano Giri: “Respecto a la pregunta inicial el proceso consistía en recorrer cada uno de los puntos de cobro. El primero que tuvimos estaba en la esquina de Catamarca y  Moreno, donde un cartel anunciaba “RIPSA”. Además, estaba ubicado a solo 100 metros de las oficinas comerciales de Eseba, lo que hoy es el Paseo Diagonal.

Íbamos personalmente a buscar la información en cada punto de cobro. Los datos se almacenaban en un disquete, que luego se procesaba en la oficina. Se realizaba un control manual cruzando la información del disquete con los cupones de pago, lo que permitía gestionar el dinero recaudado. Era un arqueo sumamente complejo, incluso más que el que realizábamos al año de haber fundado la empresa.

En ese tiempo, también comenzamos a participar en eventos del sector. Recuerdo que estuvimos en un encuentro de la Cámara de Comercio de Bahía Blanca”.

¿Qué significó el desarrollo en Bahía Blanca? ¿Fueron la primera empresa de este tipo en el país?

Emiliano Giri: “En Bahía Blanca logramos un desarrollo muy importante gracias a un acuerdo con la Bolsa de Comercio, aproximadamente un año y medio o dos después de la fundación. Ellos vieron en nuestro sistema algo novedoso”.

Jorge Giri:“Fuimos pioneros junto a Pago Fácil.  Con el correr del tiempo fueron surgiendo el resto de las empresas que hoy conforman el mercado. Pago Fácil contaba con un respaldo económico significativo y operaba en una ciudad de otra escala, lo que le daba una ventaja en su desarrollo. Nosotros, por nuestra parte, tomamos la decisión, estratégica, de expandirnos progresivamente por la provincia de Buenos Aires, logrando de esta manera una gran cobertura.  Actualmente, Ripsa, tiene presencia en 14 provincias”.

Emiliano Giri: “El acuerdo con la Bolsa de Comercio de Bahía Blanca fue clave para nuestro crecimiento en la región. Sin embargo, unos diez años después, la Bolsa tomó la decisión de desarrollar su propia plataforma, pero el proyecto no prosperó y terminó quebrando, aunque no la Bolsa en sí, sino esa unidad de negocio.

En aquellos años, la información en el interior se transmitía por dial-up. No existía el internet que tenemos hoy. Era un sistema rudimentario, que incluso sonaba como una sinfónica afinando antes de un concierto, buscando claridad en la transmisión.

Como bien decía mi padre, cuando Pago Fácil irrumpió en el mercado con su gran capacidad económica, los socios de aquel momento tomaron una decisión estratégica: enfocarnos en Mar del Plata y en el sudeste de la provincia de Buenos Aires. Ya teníamos presencia en Bahía Blanca, Mar del Plata, Olavarría y Tres Arroyos, así que el objetivo era consolidarnos como una empresa fuerte en la región, con una identidad bien bonaerense. Y así funcionó la empresa por al menos 15 o 17 años”.

¿Cómo fue la reacción de la gente y las empresas al inicio? ¿Fue difícil convencerlas?

Esteban Giri: “Fue una construcción… En definitiva, se trató de construir confianza a lo largo del tiempo. Porque si bien el gran factor que permitió que estas empresas funcionaran en los 90 fue la codificación a través de los códigos de barras—que, de alguna manera, estandarizó los pagos a nivel global—sin ellos, este modelo de negocio no hubiera existido. Lo que hoy representa el código QR, en aquellos años lo fueron los códigos de barras.

La confianza se fue generando con el tiempo. La gente venía, pagaba, veía que el pago se acreditaba correctamente y, entonces, ¿por qué no volver a hacerlo el mes siguiente? Esa constancia fue lo que terminó creando el volumen necesario para que el sistema creciera.

Además, había un desafío adicional: muchas empresas no contaban con los sistemas para emitir los códigos de barras, por lo que no solo había que convencerlas de sumarse, sino también ofrecerles una solución para que pudieran imprimirlos. Y no hablo solo de grandes compañías, sino también de negocios medianos y locales, como colegios, que en aquel entonces— ¡pensá en lo que es hoy en 2025!—ni siquiera tenían impresoras láser. No podían generar un código de barras por su cuenta, así que había que ser creativos y preguntarnos: “¿Cómo resolvemos esto?”.

Ahí fue cuando creamos la tarjeta educativa, una alternativa para facilitar los pagos en instituciones que no podían generar sus propios códigos. Siempre estuvimos en la búsqueda de soluciones para canalizar el pago de impuestos, servicios, clubes y otros rubros. Pero, sin dudas, el gran motor de todo este desarrollo fue el código de barras. Sin él, nada de esto hubiera sido posible”.

¿Fue más importante el código de barras que internet en los inicios?

Esteban Giri: “Bueno, fue como una segunda etapa, si querés. Internet fue lo que permitió el verdadero crecimiento. Antes, como decían Emiliano o Bernardo, íbamos con un disquete de tres y medio, lo procesábamos y, luego, tal vez por dial-up, enviábamos la información. Incluso se mandaban los reportes por fax a compañías como Camuzzi.

Sí, la boleta de depósito, el resumen del día. También, cuando existía la posibilidad, se enviaba por mail. La verdad es que internet, cuando se masificó y se hizo más accesible, transformó todo: permitió que los comercios estuvieran conectados, tener puntos de venta online, procesar los cobros en tiempo real”.

Emiliano Giri: “Además, todo giraba en torno a la confianza. Nosotros siempre cobramos por cuenta y orden de terceros, empresas que confían en nosotros y clientes que vienen a pagar con la certeza de que su dinero llegará a destino. También había una relación de confianza con los agentes de cobro, porque en aquella época, entre el momento del pago, la recolección de la información, el procesamiento y el retiro del dinero, pasaban varios días.

La llegada de internet y la conectividad en tiempo real permitieron conocer con precisión lo que ocurría en cada punto de venta: cuántas facturas se cobraban, a dónde debían imputarse, cuánto dinero en efectivo había en caja en cada momento. Y, en caso de que la confianza con un agente se quebrara por alguna razón, simplemente se podía desconectar el sistema y bloquear el acceso.

Ese avance fue clave para la expansión. Nos permitió crecer, nacionalizarnos y llevar la empresa a otras provincias. Hoy, como decía Jorge, tenemos puntos de cobro en 14 provincias del país”.

Un Ecosistema Omnicanal al Servicio del Cliente

¿Cómo describirían la naturaleza de RIPSA: una empresa de servicios o de tecnología?

Esteban Giri: “Hoy, sin duda. Con el tiempo, nos convertimos en algo más. Siempre tuvimos esa discusión interna: “¿Qué somos? ¿Una empresa de tecnología o una empresa que cobra y paga?” La realidad es que, hoy en día, la tecnología juega un papel fundamental.

Aquellas empresas que al principio no contaban con infraestructura digital, hoy están completamente conectadas, operando con las últimas redes y codificaciones. Y para que todo funcione como lo hace ahora, la tecnología es indispensable”.

¿Cómo funciona el proceso de pago actualmente en los puntos de cobranza?
Esteban Giri:
Se imputa en el momento. Yo ya calculo los intereses y, si corresponde a la empresa, se le informa: “Le voy a estar cobrando…”. Es decir, la empresa tiene visibilidad en tiempo real de ambos lados del negocio: el consumidor y la propia empresa. En línea, minuto a minuto, puede ver cómo se distribuyen las proporciones.

¿Qué ventajas ofrece RIPSA a las empresas en términos de costos operativos?

Bernardo Giri: “El tema de los costos es clave. Hoy, no tener personal que cobre impuestos, no depender de empresas que recauden el dinero, ni pagar alquileres de locales, reduce significativamente los costos operativos, que de otro modo habría que asumir. Entonces, ¿qué hacen las empresas? Pagan un porcentaje por el servicio, pero eliminan gastos operativos que, a largo plazo, les resultan más baratos”.

Esteban Giri: “La tecnología juega un papel fundamental en este proceso, es decisiva. Y nuestro gran desafío a futuro es preguntarnos: “Bueno, ¿hacia dónde vamos?” Porque es una realidad.

Me imagino que ustedes también deben tener sus propios desarrollos, ¿no?

Emiliano Giri: “RIPSA es un desarrollo propio. Desde la codificación hasta la operatividad, todo fue desarrollado internamente por Juan Boubeé en la codificación.

Hoy, con la aparición del código QR y nuevas tecnologías, nos replanteamos nuestra identidad. Hace tres años iniciamos un proceso de reestructuración en nuestro sector de tecnología para repensarlo y desarrollar nuestro propio sistema de QR.

Queremos acompañar esta evolución, pero sin perder de vista nuestras raíces. Somos muy respetuosos de dónde venimos y creemos que el pago físico seguirá existiendo, tanto en Argentina como en el mundo. El pago presencial continuará siendo una opción para la gente”.

¿Por qué la gente sigue eligiendo pagar en puntos RIPSA a pesar de las opciones electrónicas?

Jorge Giri: La gente quiere el ticket. Hubo muchos casos en los que la gente vino a reclamar porque les habían cortado la luz, pero al revisar, resultaba que habían pagado en otras empresas. “Señora, usted pagó en tal empresa (no voy a dar nombres), pero esa empresa no informó el pago y por eso le cortaron el servicio.”

Por eso RIPSA es tan creíble. La gente nos elige porque confía en nosotros. Sin embargo, el proceso detrás de esto no es menor”.

Emiliano Giri: “Trabajamos mucho en la implementación de nuevas tecnologías. Antes fue el código de barras, como dijo Esteban, y hoy es el QR. Mañana puede ser otra cosa. En el ecosistema de pagos, hay que estar preparados para todo”.

Bernardo Giri: “Al principio, se sellaban las boletas a mano. Hoy hablamos de un QR en el celular, que se basa en internet. Y esto también tiene un impacto en los hábitos de la gente.”

Emiliano Giri: “Como decía mi viejo, hemos estudiado este fenómeno. Muchas veces vimos largas filas de jubilados en la puerta del Supervielle para cobrar su jubilación. En ese mismo banco, podrían pagar la luz y el gas, pero no lo hacen. En cambio, salen con su dinero y van a hacer la fila en RIPSA.

Nos preguntamos por qué. ¿Por qué prefieren venir a pagar en persona? La respuesta es que, para mucha gente, pagar las cuentas es parte de su rutina, una obligación que les da un propósito diario. Cuanto más alejados están de las grandes ciudades, más necesitan socializar. Van, hablan con el cajero, lo conocen, tienen una charla.

En Mar del Plata, donde hay una gran cantidad de adultos mayores, esto se ve aún más. Lo estudiamos en profundidad y confirmamos que, para muchas personas, salir a pagar es su actividad del día, su motivo para salir de casa”.

RIPSA comenzó con un punto de venta para Eseba. ¿Cómo evolucionó su red de puntos de venta?

Bernardo Giri: “Hoy hablamos de más de 1000 puntos de venta. No son 1000 locales propios, sino que comenzamos a generar otro formato de negocio para seguir creciendo. Si lo querés encuadrar de alguna manera, es un tipo de contrato de tercerización. No es una franquicia en sentido estricto, pero se asemeja. Las personas que tienen un punto RIPSA no se dedican exclusivamente a esta actividad, sino que suelen combinarla con otras. En muchos casos, es un complemento de su actividad principal.

Esto nos permite tener una mayor flexibilidad en cuanto a aperturas y velocidad, algo que tal vez no tendríamos en un negocio de franquicia tradicional. Por ejemplo, si tienes una lotería, un comercio, una farmacia o un almacén que ya está abierto, instalar el sistema es fácil y rápido. Hay ciertos requisitos que cumplir, pero no es algo que lleve seis meses. Si se cumplen esos requisitos, en 30 días puedes tener el negocio abierto y operando con nosotros”.

¿Cómo están distribuidos geográficamente los  puntos de venta?

Esteban Giri: “Están principalmente en la Provincia de Buenos Aires, pero también tenemos presencia en la Provincia de Misiones, Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Río Negro y Neuquén. En total, estamos en 14 provincias”.

¿Cómo se relaciona RIPSA con otras empresas del sector?

Emiliano Giri: “La industria ha avanzado mucho. Nuestra unidad de negocio fue clave para la creación de la Cámara Argentina de Cobro Extrabancario, de la cual fuimos fundadores y presidimos durante los últimos cuatro años. Lo que antes era competencia, hoy es colaboración, ya que la industria enfrenta el desafío de adaptarse a nuevas tecnologías como el QR y los nuevos medios de pago.

Contamos con la red más grande de Argentina, con más de 20.000 puntos de cobro, frente a los 3,000-3,500 bancos en el país. Esto nos permite estar presentes en lugares donde los bancos no están, ofreciendo una amplia gama de servicios, que van desde la cobranza en todas sus modalidades, los retiros de efectivo, y las remesas.

Estamos explorando nuevas oportunidades como las remesas y las corresponsabilidades bancarias, un concepto que avanza lentamente en Argentina, pero que ya está desarrollado en otros países. Los bancos buscan redes como la nuestra para facilitar depósitos, retiros y, pronto, la entrega de tarjetas de crédito. Estamos firmando acuerdos con el Banco Santander para permitir que los usuarios retiren tarjetas y hagan depósitos en puntos RIPSA cercanos.

El futuro de las sucursales extrabancarias incluye servicios como loterías, pagos de impuestos, compra y venta de dólares y más. Los bancos, al principio recelosos, ahora externalizan operaciones no rentables, como el cobro de impuestos. Esta tendencia se ve en países como Uruguay y España, donde los bancos están evolucionando hacia centros de experiencia y externalizan operaciones simples, centrándose en servicios más especializados”.


¿Cómo contribuye RIPSA a la comunidad, especialmente en Mar del Plata?

Esteban Giri: “Para nosotros, el compromiso social trasciende lo que muchas veces las empresas hacen por marketing. Es algo personal, de familia. Mi padre, y mi primo siempre han estado muy involucrados en causas nobles. Con el tiempo, organizamos nuestras acciones y nos enfocamos en fundaciones como Conin, Fundación Pupi y Supertenedores, donde canalizamos nuestras donaciones. Aunque, en silencio, realizamos muchas otras acciones.

Emiliano Giri: “Con la Fundación Conin, el 50% de las donaciones van al Centro Conín de Mar del Plata y el otro 50% a los centros a nivel nacional. También trabajamos mucho en proyectos locales, como el de la Fundación Pupi

A pesar de que trasladarnos a Buenos Aires nos beneficiaría fiscalmente, decidimos quedarnos en Mar del Plata porque nuestra identidad (quinta generación de marplatenses) y red están aquí. Siempre nos hemos mantenido firmes en esta decisión, incluso cuando los números decían lo contrario”.

Jorge, ¿podría contarnos sobre su conexión familiar con Mar del Plata?

Jorge Giri: “Mi bisabuelo, Plácido Giri, llegó a Mar del Plata en 1878 o 1879 desde Porto Recanati, Italia. Fue uno de los accionistas del tranvía, aunque esa parte de la historia no suele contarse. Si hubiera tenido un apellido más conocido, probablemente sería más reconocido por esa contribución. Mi abuelo y abuela también eran italianos, y mi padre tuvo cuatro hermanas, formando así una familia de seis generaciones, que incluye a mis nietos”.

En estos 30 años, con la increíble velocidad de la tecnología, ¿cómo se imaginan el futuro de RIPSA?

Esteban Giri: “La transformación en la forma de operar será clave, especialmente con la corresponsalía. Hoy, el desafío ya no es convencer a las empresas de adoptar tecnologías como el código de barras, sino adaptarse a las preferencias de pago a través del celular. Sin embargo, competir con grandes como Mercado Pago o Modo es complicado, ya que sus modelos de negocio están respaldados por la especulación financiera. El desafío para nosotros es encontrar un lugar en este ecosistema, entender cuándo entrar en el negocio de pagos móviles, y cómo hacerlo con un concepto de omnicanalidad”.

Emiliano Giri: “En Argentina, especialmente en zonas más alejadas, aún existen muchos municipios sin códigos de barras ni QR, y la realidad es que muchas veces la gente debe hacer largos desplazamientos solo para realizar transacciones. Esto crea una gran oportunidad en el interior, donde estamos desarrollando soluciones como el QR para cooperativas y municipios que necesitan mejorar su recaudación. En lugares como Neuquén, donde no hay cajeros automáticos, la oportunidad de integración tecnológica es enorme”.

¿Qué otras personas fueron importantes en la historia positiva de RIPSA?

Jorge Giri: “Siendo yo presidente del Club Peñarol, cuando Telefónica se convirtió en una empresa española, el gerente regional de la compañía confió en nosotros. Un día, me encontré con él, no lo conocía, y me dijeron: “Este es el gerente regional de Telefónica”. Lo abordé y le dije: “Soy el presidente del club, mucho gusto, me alegro de que vengas a comer, tomar un coñac y fumar un puro, pero lo que realmente necesito es un teléfono para los momentos en que no tenemos servicio”. Al día siguiente, ya tenía un teléfono con monedas. A partir de ahí, nació una gran amistad. Fue una persona increíble.

Lo que quiero destacar es que las empresas, cuando ven que se puede confiar en la gente, empiezan a apoyar. Elio Aprile, por ejemplo, nos permitió establecernos en la Casa de Mar del Plata en Buenos Aires y poner un centro de cobro. Queremos recordar a todas esas personas que nos ayudaron positivamente; siempre las vamos a valorar por su apoyo”.

Mirando Hacia el Futuro: Desafíos y Oportunidades

¿Cómo ven el futuro de RIPSA en un contexto de cambio tecnológico constante?

Emiliano Giri: Nos han cambiado el rumbo 20, 30 veces en los últimos años y seguimos aquí, creciendo. Hemos tenido años en los que no ganábamos ni un peso, porque al principio, como te mencionaba, hasta que los contratos empezaron a llegar, era todo inversión y resistencia. Estuvimos prácticamente 10 años sin ver utilidades, y eso, en cualquier proyecto de negocio, es algo que a cualquiera lo haría dudar. Pero creo que esa resistencia fue uno de los activos más valiosos de la empresa.

¿Cómo imagino la empresa? Con una visión global, apostando a lo grande. Hay que mirar más allá, pensar de manera más amplia. Escuché a un historiador, que decía que los ciclos históricos en el mundo duran entre 200 y 250 años. En 2050 se cumplirán 250 años de la Revolución Industrial, y según este historiador, estamos a punto de vivir la explosión de la Revolución Digital. Y aunque los cambios en los finales de los ciclos históricos suelen generar conflictos, creo que podemos verlo como una oportunidad.

De hecho, Bill Gates, Elon Musk y otros líderes de la industria dicen que para 2030 el celular desaparecerá. En el Museo del Futuro de Dubái, ya están trabajando con chips implantables que regulan la temperatura corporal, permiten hacer llamadas, y tienen todas las funciones de un teléfono. Esto es el futuro que está por llegar, y debemos estar preparados para aprovechar esas oportunidades, no verlas como una amenaza”.

Juan Boubee:

30 Años de RIPSA Marcando el Ritmo en el Mercado de Cobranzas

¿Cómo describirías el inicio de RIPSA desde tu perspectiva?

Juan Boubee: “El comienzo de RIPSA fue, sin duda, disruptivo en muchos aspectos. Por un lado, teníamos que convencer a las empresas de adoptar un servicio completamente innovador. Hasta ese momento, el único actor que se encargaba de los pagos y cobranzas eran los bancos. Nosotros llegamos con una propuesta descentralizada, que rompía con ese modelo tradicional. En lugar de depender exclusivamente de las entidades bancarias, estábamos ofreciendo una red mucho más amplia y accesible, que incluía desde estaciones de servicio hasta farmacias y almacenes de barrio. Esto representaba un desafío, ya que teníamos que cambiar la mentalidad de las empresas y hacerles entender los beneficios de este nuevo enfoque.

En cuanto a los usuarios, también existía una resistencia natural. Estaban acostumbrados a pagar únicamente en los bancos, por lo que el reto era convencerlos de que esta nueva opción no solo era conveniente, sino superior. Ofrecíamos un acceso más cercano, más días de atención y una mayor flexibilidad de horarios, algo que los bancos no podían ofrecer en ese momento.

Respecto a mi función, tenía a cargo el desarrollo del software necesario para hacer todo esto posible”.

¿Sentís que en un sector tan determinado por la evolución tecnológica, estos 30 años equivalen a más de un siglo en otra actividad comercial tradicional?

Juan Boubee: “Hoy, al mirar atrás, 30 años después de nuestro lanzamiento, me resulta impresionante pensar en cómo logramos llevar a cabo todo esto en una época en la que no existía internet, y el intercambio de información se realizaba a través de disquetes. En ese momento, comenzamos a abrir agentes en Mar del Plata, mientras paralelamente nos expandíamos a otras localidades. Esto añadía una complejidad adicional a la tarea de concentrar toda la información de cobranzas, conciliarla y rendirla a las distintas empresas. Sin duda, era un escenario completamente diferente al que conocemos hoy, donde la tecnología ha avanzado a pasos agigantados, y lo que entonces era un desafío monumental, hoy parece casi impensable”.

En el mercado argentino operan actualmente nueve empresas de cobro presencial. ¿Cómo describirías el panorama competitivo? ¿Cuáles son las estrategias clave para ganar y mantener la cuota de mercado?

Juan Boubee: “Efectivamente, hoy en día hay nueve empresas que se dedican al cobro presencial. La competencia en nuestro sector es un tanto particular, ya que todas las empresas ofrecemos un servicio muy similar. En este contexto, el factor diferenciador suele ser la cercanía. En la mayoría de los casos, el usuario opta por la empresa que tiene un punto de pago más cercano a su ubicación. Sin embargo, en el interior del país, el comportamiento de los usuarios puede ser un poco diferente. Además de la proximidad, influye el hecho de que, generalmente, se conoce al dueño del comercio donde se realiza el pago, lo que crea una relación más personal y cercana. Esta conexión, muchas veces, hace que la experiencia de pago sea más amigable y, en última instancia, fomenta la fidelidad del cliente”.

¿Podrían estimar cuántas personas utilizan regularmente los servicios de RIPSA para realizar sus pagos?

Juan Boubee: “Actualmente, contamos con 700.000 personas que utilizan nuestra red de manera regular para realizar sus pagos, efectuar retiros de efectivo o recibir remesas. Esta cifra refleja la confianza y la conveniencia que ofrecemos a quienes eligen nuestra plataforma para realizar sus transacciones diarias”.

Cumpliendo 30 años en el mercado, ¿cuáles consideras que son los mayores desafíos que RIPSA enfrenta de cara al futuro?

Juan Boubee”: Nuestro mayor desafío hoy está en el desarrollo digital. Si bien los usuarios de RIPSA pueden realizar sus pagos tanto de manera presencial como a través de nuestra plataforma web, estamos enfocados en seguir evolucionando hacia un modelo de omnicanalidad. Esto significa que queremos ofrecer a nuestros usuarios la flexibilidad de pagar de la forma que les resulte más cómoda y accesible, ya sea en persona, en línea o por otros canales digitales.

En cuanto a las empresas que son nuestros clientes, estamos ampliando nuestra oferta con un paquete de “finanzas embebidas”. Esto nos posiciona como una opción de cobro integral, que no solo facilita el pago, sino que también agrega valor adicional, como herramientas financieras que optimizan la gestión de cobros y pagos. De cara al futuro, este enfoque nos permite seguir siendo una opción competitiva y flexible en un mercado cada vez más digitalizado.”

Para finalizar, ¿alguna reflexión que te gustaría compartir en este aniversario de RIPSA?

Juan Boubee: “En lo personal, me da una gran satisfacción ver el camino que RIPSA ha recorrido a lo largo de estos 30 años y los logros que hemos alcanzado. Ser una empresa familiar le da un valor único al proceso, ya que los principios y valores que nos han guiado son los mismos que nos impulsan a seguir creciendo y adaptándonos a los cambios del mercado. Este enfoque cercano y comprometido con nuestra gente y clientes nos ha permitido mantenernos fuertes y coherentes con nuestra misión. Mirando hacia el futuro, seguimos con la misma pasión y dedicación, buscando siempre mejorar y ofrecer lo mejor de nosotros”.

Tomás Boubee:

La Nueva Generación Impulsando la Innovación en RIPSA

¿Podrías contarnos tu edad y dónde realizaste tus estudios profesionales?

Tomás Boubee: “Tengo 32 años, muy cerca de cumplir 33. Soy licenciado en Administración de Empresas (UCA) y MBA (San Andrés). Antes de empezar a trabajar en RIPSA tuve la oportunidad de trabajar en empresas multinacionales como Walt Disney Company, Johnson & Johnson y AB Inbev (Quilmes). Mi paso por estas empresas fue muy importante porque me ayudaron a dar mis primeros pasos en mi carrera profesional, donde aprendí muchísimas cosas como la importancia de los procesos internos, la comunicación, el trabajo en equipo y sobre todo la importancia de contar con buenos líderes”.

Dentro de RIPSA, ocupás el cargo de “Director de Innovación”. ¿Podrías detallarnos cuáles son tus principales tareas y objetivos en este rol?

Tomás Boubee: “Como Director de Innovación me ocupo, junto a mi equipo, de pensar y diseñar nuevos productos y servicios que le den valor agregado a nuestros clientes. Trabajamos con 3 pilares fundamentales: la red de sucursales (+1000 puntos en todo el país), los clientes (+700.000 x mes) y la tecnología (todos los desarrollos son in house). Tomamos estos 3 pilares de RIPSA como activos que tenemos para potenciar cualquier desarrollo o nuevo negocio que lanzamos”.

¿Cómo se equilibra y preserva el vínculo familiar en el ámbito laboral?

Tomás Boubee: “Las empresas familiares tienen algo muy lindo que tiene que ver con la impronta familiar que se le puede dar a la organización. En RIPSA tratamos de que ese espíritu se mantenga porque creemos que la empresa tiene que ser un lugar de encuentro, de alegría y donde reine el sentimiento de familia.

Trabajar con mi papá me encanta, es algo que disfruto mucho. Para mí es un ejemplo tanto en la vida profesional como personal y creo que es muy lindo poder compartir el día a día con él. ¿Cómo se preserva el vínculo? Primero que cada uno tiene sus responsabilidades dentro de la empresa y segundo que nos llevamos muy bien y tratamos de que ese espíritu siempre se mantenga tanto en el trabajo como en nuestras casas”.

Desde tu perspectiva, ¿cuáles son los principales desafíos que RIPSA visualiza para su futuro en el mercado?

Tomás Boubee: “Los desafíos tienen que ver con la digitalización del dinero y la velocidad del cambio que hablaba anteriormente. En RIPSA estamos construyendo un ecosistema de productos y servicios que llamamos Mundo RIPSA. Este ecosistema trabaja sobre la omnicanalidad y debe adaptarse a las necesidades de los clientes”.

Una empresa en constante transformación

A lo largo de estos años, RIPSA no solo ha sido testigo de los cambios en el mundo financiero, sino que ha sido un arquitecto activo de soluciones que simplifican la vida de miles de argentinos. Desde sus primeros pasos hasta convertirse en un referente de confianza, cada desafío ha sido una oportunidad para reinventarse, siempre con la mirada puesta en el bienestar de sus usuarios. Su capacidad para adaptarse a las necesidades de un mercado en constante evolución —desde los primeros sistemas de pago electrónico hasta las plataformas digitales más avanzadas— refleja un compromiso inquebrantable con el progreso. Pero, más allá de los logros tangibles, es la gente, los colaboradores y las familias que confían en RIPSA, quienes dan vida a esta historia. Cada transacción procesada, cada sonrisa de un comerciante que ve crecer su negocio gracias a sus herramientas, es un recordatorio de que el verdadero éxito se mide en impacto humano.

Y en el corazón de este legado late el alma de dos familias que, como raíces profundas, sostienen un proyecto común. Los Giri y los Boubée no solo comparten una visión empresarial; comparten historias, anhelos y la certeza de que lo construido juntos es más fuerte que cualquier adversidad. Es esa conexión genuina, esa pasión transmitida de generación en generación, la que convierte a RIPSA en algo más que una empresa: es un hogar. Un lugar donde la innovación se nutre de tradición, donde cada decisión nace de la pasión por lo que se hace y por quienes lo hacen posible.


¡Feliz aniversario, RIPSA! Hoy celebramos no solo 30 años de liderazgo, sino la esencia misma de lo que significa construir una empresa con alma y propósito.

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