El panorama industrial y logístico de Mar del Plata atraviesa una transformación que exige eficiencia, seguridad e infraestructura moderna. En este contexto surge Aurel Parq, desarrollo del Grupo Solana, con 35 años de experiencia en naves industriales. Ubicado estratégicamente sobre la Ruta 88, km 5,5, no es solo un conjunto de lotes, sino un ecosistema pensado para impulsar medianas empresas y grandes operaciones logísticas. Con 410.000 m², inversión millonaria en seguridad y planes de 150.000 m² adicionales, El parque se consolida como pieza clave para la industria y el reordenamiento urbanístico de General Pueyrredon. En esta cercana entrevista con revista CENTRAL, Diego Miceli explica cómo su modelo de gestión y seguridad apunta a resolver los históricos desafíos logísticos de la región.

Logística 24 horas
-¿Qué inversión importante se realizó en seguridad y cómo funciona la tecnología implementada en Aurel Parq?
Diego Miceli: En estos últimos seis meses hemos terminado el 100% de la seguridad interna. La seguridad está planteada desde un tema tecnológico; la tecnología vino a reemplazar al rondín. Todo lo que es cámaras de seguridad y accesos funciona con un programa que desarrolla la gente de Hikvision, donde hemos hecho una gran inversión. Incluye infrarrojo, visión nocturna y detector de patentes. Nosotros detectamos facialmente al trabajador y si lo vemos en condiciones inadecuadas o fuera de horario, el sistema te lo avisa. El propietario va a tener en su celular una aplicación para registrar el ingreso y salida de su personal, funcionando como un control de presentismo. La seguridad es como si estuviéramos trabajando en una planta Toyota, es la misma gestión. Es una tecnología nueva, es más, hoy esta empresa (Hikvision) está usando nuestro modelo para vender su sistema en otros parques industriales.
-¿Esta tecnología permite que el parque funcione las 24 horas?
Diego Miceli: El parque va a estar operando las 24 horas, sin interrupciones, tal como cualquier barrio privado tradicional, pero con una diferencia fundamental: en lugar de viviendas, aquí funcionan empresas con actividades que requieren atención constante. Esto implica que la operación no puede detenerse, y por eso la seguridad es clave. Imaginemos que un camionero necesita descargar a las 3 de la mañana: es absolutamente esencial que pueda hacerlo sin inconvenientes. No hay horarios de corte, todo debe seguir en marcha. La operación es continua, 24/7, con un flujo constante de carga y descarga. La tecnología juega un papel fundamental en esto, no solo porque facilita el monitoreo y control remoto, sino porque también asegura que todo el proceso sea eficiente, sin poner en riesgo ni la seguridad ni la logística. La disponibilidad y rapidez son imprescindibles, por lo que el parque está diseñado para funcionar sin descanso, garantizando que siempre haya acceso y servicio.
Comunidad en crecimiento
-¿Cuál es el estado de ventas y el perfil de los propietarios?
Diego Miceli: Sobre un total de 107 lotes, hoy ya tenemos vendidos o comprometidos más del 30%. Es un número muy positivo teniendo en cuenta el poco tiempo que lleva el proyecto en marcha. En general, el empresario que se acerca al parque no busca solo instalarse, sino proyectarse. Por eso, muchos adquieren más de un lote pensando en el crecimiento futuro de su empresa, ya sea para ampliar su planta, sumar depósitos o incorporar nuevas líneas de trabajo.
Estimamos que, cuando el desarrollo esté completo, en un par de años, el parque contará con entre 40 y 50 propietarios. Es decir, una cantidad reducida si se la compara, por ejemplo, con la cantidad de vecinos que viven en un edificio de diez pisos. Eso le da al conjunto una escala manejable, ordenada, y sobre todo coherente con el perfil empresarial que buscamos. Todos serán actores del sector industrial y logístico, con actividades complementarias que harán que el parque funcione como una verdadera comunidad productiva.
-¿Y en cuanto a las obras y la construcción?
Diego Miceli: Se han presentado y autorizado proyectos en más de 15 lotes, que en conjunto representan alrededor de 16.000 metros cuadrados de superficie construida. De ese total, hoy ya están en ejecución unos 10.000 metros cuadrados, lo que muestra un movimiento sostenido dentro del parque. Son obras importantes, con estructuras de nivel industrial, adaptadas a distintos rubros de actividad.
Actualmente, hay varias empresas —alguna de ella proveniente de Buenos Aires— que ya están invirtiendo y desarrollando sus instalaciones dentro del predio. Esto no solo demuestra la confianza en el proyecto, sino que también marca el inicio de una dinámica que va a ir acelerándose a medida que se consoliden los servicios y la infraestructura.
La proyección total contempla el desarrollo de hasta 150.000 metros cuadrados de superficie edificada en el futuro, una cifra que refleja la magnitud del emprendimiento. Si seguimos el ritmo actual, estimamos que para el próximo año podríamos tener en marcha cerca de 40.000 metros cuadrados en construcción, lo cual significaría un crecimiento exponencial en muy poco tiempo. Todo esto se traduce en actividad, empleo y consolidación del parque como un nuevo polo industrial y logístico de referencia para la región.

-Para dimensionar el proyecto, ¿sobre qué superficie total está desarrollado?
Diego Miceli: Aurel Parq está desarrollado sobre una superficie total de 410.000 metros cuadrados. Es un predio de una escala significativa, que nos permitió planificar no solo el área loteable, sino también toda la infraestructura complementaria necesaria para un funcionamiento integral. Dentro de esa superficie, el área específicamente loteable y vendible representa unos 290.000 metros cuadrados, distribuidos estratégicamente para optimizar accesos, maniobras y logística interna.
El resto del terreno está destinado a espacios comunes, calles internas, áreas de servicio, sectores verdes y las cesiones correspondientes a las calles laterales, que son fundamentales para la conectividad con el entorno urbano e industrial. Esta planificación nos permite garantizar una circulación ágil y segura, tanto para el tránsito pesado como para el personal que trabaja en el parque.
En definitiva, no se trata solo de un conjunto de lotes, sino de un desarrollo integral con una infraestructura pensada desde el inicio para acompañar el crecimiento de las empresas y mantener una convivencia ordenada entre la operación logística, la sustentabilidad y el entorno.
Un verdadero corredor productivo
-Mencionaste el “ecosistema”, ¿a qué te referís con la sinergia de la zona?
Diego Miceli: La sinergia que tenemos con el Parque Industrial es única, y es precisamente eso lo que define el ecosistema del que hablamos. No se trata solo de la ubicación geográfica, sino de una red de relaciones entre empresas, servicios, infraestructura y gente que trabaja en un mismo sentido. La zona está experimentando un crecimiento muy fuerte, con inversiones que se retroalimentan entre sí y potencian el desarrollo productivo.
El potencial está justamente en ese ecosistema. Cuando un presidente de la Nación viene a inaugurar una planta industrial, como sucedió recientemente con Lamb Weston, no elige un sitio al azar: lo hace en lugares donde la industria, la logística, la tecnología y la infraestructura se combinan de manera estratégica. Ese es el tipo de entorno que hoy ofrece esta área.
Aurel Parq forma parte de esa dinámica. Junto con el Parque Industrial y la traza de la Ruta 88, se está consolidando un verdadero corredor productivo que marca una diferencia clara respecto de otras zonas. Es un punto de conexión entre la ciudad, el puerto y las rutas nacionales, lo que permite que las empresas se integren a una cadena logística eficiente y moderna. Esa articulación, esa capacidad de trabajar en conjunto, es lo que define al ecosistema y le da su fuerza.
-¿De dónde nace tu visión y tu conexión personal con este proyecto y la Ruta 88?
Diego Miceli: La realidad es que nosotros, particularmente, nacimos y nos criamos en Colina Alegre, justo enfrente del Parque Industrial. Mi secundaria la hice en Batán, así que la Ruta 88 no es solo una vía de conexión: es parte de nuestra historia personal, de nuestra vida cotidiana desde siempre. Es nuestra área natural, nuestro lugar de nacimiento.
Con mi hermano crecimos recorriendo esos campos, literalmente a caballo, cuando todo esto todavía era una zona rural. Y hay algo muy fuerte en volver a invertir y desarrollar en el mismo territorio donde uno dio sus primeros pasos. Cuando falleció mi papá, hace más de treinta años, él tenía una herrería con once empleados. Nosotros no teníamos nada, y además debíamos dinero. Desde ese punto de partida, fuimos construyendo todo paso a paso, con mucho trabajo y compromiso.
Durante los últimos 35 años, con nuestra empresa Solana, estuvimos profundamente vinculados a la industria. Hemos participado en la construcción de más del 50% de las naves ubicadas sobre la Ruta 88, acompañando el crecimiento de decenas de empresas. Por eso, Aurel Parq no es solo un proyecto inmobiliario o logístico: es una forma de reconocimiento y continuidad de esa historia. Es el resultado de una trayectoria de vida y de una relación muy personal con esta zona, que sentimos como nuestra desde siempre.

-Fuiste a dar una charla a una escuela, ¿cómo fue esa experiencia?
Diego Miceli: Fui invitado a dar una charla a un instituto privado en Punta Mogotes. Eran chicos de unos 16 años, y al principio me pregunté cómo podía generar un punto de conexión con ellos, cómo lograr que me escucharan con interés. Entonces decidí romper el hielo con algo personal: les pregunté si se imaginaban dónde estaba yo sentado a su edad. Una chica levantó la mano y dijo que conocía Batán por el zoológico; otro comentó algo que reflejaba una mirada muy común, esa idea de que Batán es sinónimo de periferia.
Ahí aproveché para contarles mi historia. Les dije: “Yo, a tu edad, estaba sentado en una escuela pública en Batán”. En ese momento logré captar toda su atención. Se produjo un silencio distinto, una curiosidad genuina. A partir de ahí, conversamos durante más de 45 minutos. Pasó el recreo y los chicos se quedaron. Fue una experiencia extraordinaria, de esas que te dejan pensando.
Porque más allá del trabajo o los logros empresariales, hay algo muy valioso en poder transmitir que todo es posible, que uno puede crecer y desarrollarse desde cualquier punto de partida. Ver en sus caras la sorpresa y el interés fue realmente emocionante. Sentí que, de alguna manera, cerrar ese círculo —volver a hablar con jóvenes y contarles que desde Batán también se puede construir futuro— fue una de las gratificantes que me tocó vivir últimamente.
-¿Qué rol juega el parque en el reordenamiento urbano de Mar del Plata?
Diego Miceli: Si la municipalidad acompañara un poco más, este proyecto podría ser una verdadera solución para muchos de los problemas urbanísticos que hoy tiene la ciudad. Mar del Plata cuenta con calles destruidas que no están preparadas para el tránsito pesado. Los camiones circulan por zonas residenciales, rompen el pavimento y generan conflictos con los vecinos. Eso ocurre porque la infraestructura urbana no fue pensada para ese tipo de movimiento logístico, y las actividades industriales y de depósito se fueron mezclando con áreas que deberían estar destinadas a vivienda.
Lo que planteamos con Aurel Parq es justamente una alternativa ordenada y planificada. La idea es que todas esas operaciones que hoy funcionan dentro del tejido urbano —depósitos, talleres, centros de distribución— puedan migrar hacia un espacio especialmente diseñado para eso, con accesos adecuados, seguridad, servicios e infraestructura de gran escala. De esa manera, se libera presión sobre la trama urbana y se mejora la calidad de vida de los barrios residenciales.
Incluso hay instituciones que ya lo entendieron así. El Colegio de Escribanos, por ejemplo, está en conversaciones con nosotros porque evalúan trasladar allí la seguridad del archivo del colegio. Sus instalaciones actuales quedaron obsoletas, y en el parque encuentran un entorno más moderno, seguro y preparado para resguardar documentación sensible.
En definitiva, el parque cumple un rol estructural en el reordenamiento urbano: permite que la ciudad se organice mejor, que cada actividad esté en el lugar que le corresponde, y que Mar del Plata pueda crecer de manera más equilibrada y sustentable.
Sobre la ruta 88
-¿Por qué creés que el perfil industrial debe consolidarse en la Ruta 88 y no en otras zonas?
Diego Miceli: Creo que tenemos que sumar esfuerzos para que el perfil industrial de Mar del Plata se consolide sobre la base que ya existe en torno al Parque Industrial. La Ruta 88 es, naturalmente, el corredor productivo de la ciudad. Allí se concentra gran parte de la infraestructura, los servicios y la logística necesaria para el funcionamiento de las empresas. No tiene sentido desparramar la industria en distintas zonas cuando ya hay un eje con identidad, historia y capacidad instalada.
Si alguien me dice que se dedica a importar zapatillas, probablemente su mejor ubicación sea la Ruta 2, donde el flujo comercial y la conexión con el turismo tienen otro sentido. Pero cuando hablamos de empresas productivas, como Cabrales o Pepsico, la lógica es diferente: su logística debe estar vinculada directamente a su lugar de producción. No tiene sentido tener la fábrica en un punto y los depósitos a veinte kilómetros, generando sobrecostos y complicaciones operativas.
Aurel Parq está pensado justamente para ese perfil de empresa: el que produce, el que transforma, el que genera valor agregado. Puede ser una gran industria o una carpintería de aluminio, pero el espíritu es el mismo. Todos forman parte de una red de trabajo que necesita cercanía, eficiencia y un entorno diseñado específicamente para el desarrollo industrial y logístico. Consolidar ese eje sobre la 88 no es solo una decisión estratégica: es apostar por un modelo de ciudad más ordenado, competitivo y sostenible.
Una plataforma de crecimiento
-¿Qué planes tienen para la segunda etapa del proyecto?
Diego Miceli: La segunda etapa se va a desarrollar en la parte delantera del predio, sobre unas 20 hectáreas, y tiene un enfoque más estratégico y comercial. La idea es complementar la parte industrial con un espacio que brinde servicios y soluciones al ecosistema que ya está funcionando dentro del parque. Por eso, estamos proyectando un sector con un perfil más mixto, que combine oficinas, locales vinculados a la actividad industrial y espacios comunes para la interacción entre empresas.
Entre las propuestas concretas, estamos trabajando en el desarrollo de un área de coworking orientada a emprendedores, profesionales y pymes que necesiten espacios flexibles para trabajar cerca de sus plantas o clientes. También habrá locales comerciales vinculados al rubro —como proveedores, insumos, servicios técnicos o puntos de atención logística— que contribuyan a generar una dinámica interna más completa.
Además, proyectamos la construcción de unos 150 módulos de warehousing, las llamadas “gavetas” de entre 30 y 40 metros cuadrados, muy utilizadas en Estados Unidos. Son unidades pensadas para pequeñas empresas o particulares que necesiten guardar herramientas, materiales o mercadería, con acceso controlado y servicios compartidos.
-¿Y qué otros desarrollos han impulsado en la ciudad?
Diego Miceli: Con Solana hemos tenido una participación muy activa en distintos desarrollos dentro de Mar del Plata. A lo largo de los años, compramos, proyectamos y vendimos numerosas propiedades industriales y comerciales, como la de Plastigas, que fue una de las operaciones más importantes en su momento. Siempre apostamos a generar valor en zonas con potencial de crecimiento y buena conectividad.
En 2011 también decidimos invertir sobre la Ruta 2, cuando todavía no había tanto movimiento en ese corredor. Con el tiempo, esa apuesta se consolidó: hoy allí funcionan empresas como Dhaza y La Durmiente, que son ejemplos de cómo una inversión bien planificada puede contribuir al desarrollo de nuevas áreas productivas.
Otro de nuestros proyectos fue el loteo de La Aurelia, ubicado junto a La Margarita, un emprendimiento que sigue mostrando un crecimiento sostenido y que reafirma nuestra vocación de trabajar en proyectos que combinen planificación, infraestructura y proyección a futuro.
Actualmente contamos con 71 hectáreas sobre la Ruta 2, reservadas para nuestro próximo desarrollo. Es un proyecto que aún estamos diseñando, pero que, al igual que Aurel Parq, busca integrarse al entramado productivo de la ciudad y seguir aportando al ordenamiento territorial y al fortalecimiento del perfil industrial de Mar del Plata.

¿Están llegando nuevos servicios a la zona que acompañen este crecimiento?
Diego Miceli: Sí, y eso es un síntoma muy claro de que la zona está creciendo y consolidándose. El mes que viene se va a inaugurar la primera estación de servicio con prestaciones integrales a tan solo mil metros del Parque Industrial. Es la estación de Fernández, una firma muy reconocida en Mar del Plata, que tiene una larga trayectoria y una fuerte presencia en la ciudad. Su llegada marca un antes y un después para todo el corredor de la Ruta 88.
Hasta hace poco, quienes trabajaban en el Parque Industrial o en las empresas cercanas tenían que desplazarse hasta Batán para algo tan simple como tomar un café o cargar combustible. Hoy eso empieza a cambiar. La instalación de esta estación no solo mejora la infraestructura del área, sino que también demuestra que hay interés público y privado en acompañar este proceso de crecimiento.
De a poco, empiezan a aparecer nuevos servicios, comercios y emprendimientos que se suman a la dinámica que genera Aurel Parq y todo el entorno industrial. Y eso es fundamental, porque no se trata únicamente de construir naves o vender lotes: se trata de generar un ecosistema donde las empresas puedan operar con comodidad, donde haya servicios, infraestructura y calidad de vida para quienes trabajan todos los días en la zona.
Dentro del parque
Para un empresario interesado, ¿cuáles son las características de los lotes y las facilidades de pago?
Diego Miceli: Todo el loteo se encuentra bajo un régimen industrial, lo que garantiza que las empresas que se instalen allí puedan operar con la infraestructura y las condiciones que requiere una actividad productiva. Los lotes tienen una superficie superior a los 2.000 metros cuadrados, todos con un frente de 40 metros de ancho, lo que facilita el diseño de accesos, maniobras y estructuras logísticas.
El factor de ocupación del suelo es del 50%, una decisión tomada no por limitación, sino por criterio de planificación: buscamos preservar los espacios verdes y mantener una estética ordenada y sustentable dentro del parque. Para que se entienda mejor, si una empresa necesita construir un galpón de 1.000 metros cuadrados, con un solo lote tiene la superficie suficiente para hacerlo y conservar un entorno funcional y armónico.
En cuanto a las condiciones comerciales, ofrecemos facilidades de pago accesibles. El esquema es del 50% de contado y el 50% restante en cuotas fijas en dólares, lo que da previsibilidad al empresario y permite planificar la inversión sin sorpresas. Además, contamos con el acompañamiento del sistema financiero, ya que varios bancos están desarrollando líneas específicas para el parque, con la posibilidad de acceder a una pre-hipoteca sobre la propiedad y créditos blandos destinados a la construcción o instalación de equipamiento.
La escritura definitiva está sujeta a los plazos administrativos de inscripción provincial, que estimamos en alrededor de 24 meses más, dentro de los tiempos normales para este tipo de desarrollos.
-¿Qué ventajas operativas diarias ofrece el parque?
Diego Miceli: El empresario que tiene su depósito en medio de la ciudad sabe lo que implica. A la noche tiene que pagar seguridad, preocuparse por el entorno o por los vecinos que se quejan del ruido o del movimiento de camiones. En Aurel Parq todo eso desaparece. Acá, el empresario cierra la puerta y se olvida: la seguridad y el orden están garantizados dentro del predio.
Además, las expensas serán muy accesibles, alrededor de 100 dólares mensuales, lo que cubre mantenimiento, limpieza, iluminación y vigilancia las 24 horas. Es un costo mínimo si se compara con los gastos que implica mantener un depósito urbano por cuenta propia.
Y hay algo más importante: la tranquilidad operativa. No hay conflictos con vecinos, no hay vandalismo, ni restricciones de horario para cargar o descargar. Cada empresa puede trabajar con libertad, en un entorno pensado para producir y crecer, rodeada de otras industrias con las mismas necesidades y objetivos.
-La infraestructura se ve muy robusta, ¿cómo está construida para garantizar su durabilidad?
Diego Miceli: Todo el parque está hecho con estudio de suelo y planificación técnica. En algunos sectores llegamos a retirar hasta dos metros de tierra vegetal para reemplazarla por capas compactadas, garantizando estabilidad a largo plazo.
Los pavimentos son de hormigón H30 con 30 centímetros de espesor, preparados para soportar el tránsito pesado sin deterioro. Además, todos los servicios —agua, cloacas y electricidad— son subterráneos, lo que mejora la estética y reduce el mantenimiento futuro.
El pavimento interno definitivo se realizará una vez concluidas las conexiones de servicios, previstas para 2026. La idea es que cada etapa quede terminada con calidad y durabilidad, como una infraestructura pensada para varias décadas de uso intensivo.

La ciudad y la actividad industrial
-¿Crees que el perfil industrial de Mar del Plata seguirá creciendo?
Diego Miceli: Mi madre en el año 76 empezó a fabricar galpones y en el año 80 dejó de hacerlo, diciéndome que ya se habían hecho todos los galpones en Mar del Plata. Pasaron 45 años y nosotros seguimos haciendo naves industriales. No creemos que la actividad se termine, creemos que el potencial de crecimiento de la ciudad tiene una cultura.
El que viene a Mar del Plata y se mete en la actividad, la verdad que se sorprende. Nosotros tenemos una actividad que, yo creo, en los próximos 10 años va a tener vida propia. La actividad industrial va teniendo una sinergia interna que nos da vida propia y eso se va a marcar muy bien. El problema es que le está faltando la modernización en infraestructura; en los últimos años, la política no ha estado acorde al crecimiento poblacional. Entonces hoy nos encontramos con colapsos. Por ejemplo, en la Ruta 88 a las 7 de la mañana tenés tres semáforos de apilamiento, tenés más de 1.000 metros de cola.
Tarde o temprano vamos a tener que ver una circunvalación. No creo que sea por el camino a San Francisco; va a haber que sentarse y hacer una traza nueva que yo creo que estaría más relacionada con la ruta 180 o la 214. Hay que unir de vuelta las tres rutas, correr lo que fue la Av. Champagnat unos 8 o 10 kilómetros más para el lado del norte, sí o sí. Mar del Plata tiene vida propia, la Argentina hoy ya tiene vida propia, por más que pase lo que pasó el mes pasado con las elecciones, el país tiene vida propia.
-¿Cómo está compuesto el grupo empresario que liderás y cuáles son sus principales unidades de negocio?
Diego Miceli: El grupo inicia siendo Solana, la constructora, que nació de una herrería pequeña de mi padre con un galpón alquilado de 150 metros. Hemos llegado a tener casi 1.000 personas, hoy estamos con un grupo de 600.
Dentro del grupo está Dhasa, la parte de hormigones y durmientes, relacionada con obras ferroviarias desde 2010. También tuvimos 10 años de participación en el petróleo, con una base en Comodoro Rivadavia; ahí aprendimos empresarialmente a laburar en serio, con gestión y mejora continua, hace 20 años que estamos con eso.
Luego está Grandes Desarrollos, la desarrolladora que tiene más de 10 años. Como te conté desarrolló La Aurelia, un loteo de 100 lotes en la Ruta 2 que ya está vendido en un 98%, y ahora está desarrollando Aurel Parq. Además, tenemos en danza otras 70 hectáreas más sobre la Ruta 2 para otro proyecto de viviendas.
Desde hace 10 años también somos representantes de la marca Iveco a través de la concesionaria Punto Truck. Cubrimos el sur de la provincia de Buenos Aires, La Pampa, el norte de Río Negro y Córdoba, con cinco sucursales: Mar del Plata, Olavarría, Bahía Blanca, La Pampa y Córdoba. Hoy somos el concesionario que más vende dentro de la red IVECO, y eso nos ha posicionado a nivel país de una manera distinta.
Finalmente, en formas personales, tenemos algunas propiedades de alquiler, siempre galpones, y un establecimiento de campo en Balcarce donde desarrollamos todo lo que es Angus Colorado, tengo una cabaña hace 15 años.

-Para terminar, en un plano más personal, ¿cuáles son tus hobbies y cómo se integra la nueva generación de tu familia?
Diego Miceli: Mi hermano Máximo es el piloto de avión, yo no (ríe). En mi caso, mi desestrés pasa por los autos de carrera: tengo un auto de rally y hace más de diez años que participo en esa actividad, que me apasiona.
En cuanto a la familia, tengo dos hijos, de 26 y 23 años, que hoy están 100% dedicados al concesionario. Mi hijo, con 22 años, me dijo “pá, me quiero ir” y se fue a Córdoba a manejar la operación allá. Estamos felices de ver cómo esa nueva generación empieza a empujar y a hacerse su lugar.
Mi hija se llama Solana. La empresa nació en el 88, y ella en el 98. No hubo manera de convencer a mi señora de que no le pusiera ese nombre, le encantaba. Hoy mi hija es Solana Miceli, y está bueno que así sea: una continuidad natural entre la historia de la familia y la de la empresa.
Un nuevo capítulo en la historia productiva de la ruta 88
Más que un emprendimiento industrial, Aurel Parq representa la continuidad de una manera de hacer: trabajar, producir y construir desde el arraigo. Diego Miceli no habla sólo de infraestructura o de lotes; habla de una historia que vuelve al origen para proyectarse al futuro.
La Ruta 88 hoy se consolida como eje de crecimiento y desarrollo regional. Allí donde antes había campo y esfuerzo familiar, hoy se levanta un parque que combina tecnología, seguridad y visión empresarial.
El emprendimiento desarrollado por Solana es, en definitiva, el reflejo de una región que encuentra en su propia industria el motor para seguir creciendo —con las luces encendidas las 24 horas y el espíritu de quienes nunca dejaron de creer en el trabajo como punto de partida.