Magali Marazzo, Directora de “Casa sobre el Arroyo”
Luego de tantos años de trabajo, en cuestión de unos meses, entre octubre y noviembre, quedará finalizada la obra de restauración de Casa sobre el Arroyo. Popularmente conocida como “la Casa del Puente”, este ícono marplatense de fama mundial fue testigo del crecimiento de la ciudad con el correr de los años.
Una pieza arquitectónica única que combina la clásica casa chorizo argentina con las características típicas del movimiento moderno en arquitectura y diseño.
En diálogo con Revista Central, la Directora del proyecto Casa sobre el Arroyo, Magalí Marazzo, repasa la historia del lugar, los esfuerzos por preservarla y adelanta el brillante futuro que se busca para ella.
¿Cuál es tu vínculo con la Casa del Puente?
Hoy soy Directora en la Secretaría de Obras y Planeamiento Urbano, y tengo a cargo la Casa sobre el Arroyo. Siempre lo aclaro porque Amancio, el creador de la obra, se enojaba bastante cada vez que le decían la “Casa del Puente”. Nosotros, por una cuestión local y de la radio, adoptamos ese nombre pero en realidad él siempre decía: “es fácil hacer una casa sobre un puente, pero no tanto sobre un arroyo”. Entonces, el nombre de la obra es la Casa sobre el Arroyo.
Como museo le pusimos Casa sobre el Arroyo – Casa Puente, porque para Mar del Plata la apropiación del bien tiene que ver con ese nombre.
Hoy sos la Directora, pero ¿cómo llegaste a involucrarte con el proyecto? ¿En qué situación lo conociste?
Iba al barrio de chica, todas las personas que han pasado por ahí la conocen. Cuando yo era chica era una obra rara, llamaba la atención. El parque estaba todo abierto y yo entraba a verla, era como una plaza. De hecho la gente entraba y cruzaba paseando de lado a lado. Una amiga vivía cerca e íbamos a pasear.
Con el tiempo empecé a tener una vinculación más estrecha y fuerte, fue cuando estudié Gestión Cultural en la Facultad de Arquitectura y Diseño. Después estudié Museología y seguí para el lado del patrimonio. En ese entonces mantenía una relación estrecha con la casa, que no era del municipio.
Tuve la oportunidad de visitarla ni bien se prendió fuego para hacer un relevamiento para un trabajo de la facultad.
¿Cuándo se prendió fuego?
Un tiempo antes, ya con algunas personas de la facultad, gestoras y colegas, habíamos estado haciendo gestiones. En ese momento estaba Felicidad París, quien dirigía la Maestría en Patrimonio. Se habían hecho varias denuncias por el estado de abandono en el cual estaba la casa.
Por el valor de esta obra emblemática se pidió el resguardo. Ahí, entraron dos personas con bidones de kerosén y prendieron fuego intencionalmente la casa. Anteriormente ya había habido gente, pero entraban a dormir. Había ocupas pero no querían que se prendiera fuego. En el momento del incendio ya habíamos puesto la declaratoria de “bien patrimonial”, ya se había declarado patrimonio del municipio.
Durante mucho tiempo, la casa estuvo en una sucesión de entre dos hermanos, pero uno falleció y el otro puso en venta el predio.
Cuando se le puso la declaración de bien patrimonial, hubo que considerar que la casa está en el medio de una gran hectárea, y que con la declaratoria no se la puede modificar. Esto implica que no se pueden lotear esos terrenos.
No podemos decir ni acusar a nadie, pero dio la casualidad de que si este bien patrimonial perdía cierto porcentaje de dimensión, los dueños podrían pedir que se revoque la declaración, y así hacer en el lugar lo que quisieran.
Era una casa hecha íntegramente en hormigón armado, lo que se perdieron fueron las aberturas y todo el eje medio central de madera, perdiendo gran parte de su estructura.
Esto generó que haya un movimiento aún más grande de resistencia y de querer cuidarla, y ahí se pidió una nueva declaratoria. Actualmente tiene todas las declaratorias, a nivel municipal, provincial y nacional. En ese entonces también se empezó la gestión para conseguir los recursos, durante una reunión del Consejo Internacional de Museos (ICOM) el Mar del Plata. Este organismo depende de UNESCO y es para el resguardo patrimonial.
Se hizo una reunión en Villa Victoria y conseguimos que se tratara el tema de la Casa sobre el Arroyo.
Durante el gobierno de Cristina Kirchner, Cristina Álvarez Rodríguez gestionó los recursos que le dieron a Gustavo Pulti para comprar la casa con recursos del Estado Nacional. Así, la misma quedó en órbita del municipio.
La verdad es que cinco años antes habíamos estado en gestión, pero no pudimos conseguir comprar las dos hectáreas juntas y compramos un solo predio. El lugar tiene cinco sectores y habíamos conseguido comprar solo donde estaba la casa y el pabellón de servicio, la otra parte no.
Entonces, cuando la gestión de Pulti compró el terreno se convirtió en museo, pero en realidad cinco años antes se había hecho un convenio con el dueño. Por eso, mucha gente se enojó con la compra, porque se pagó el valor total de la propiedad por el terreno entero. En realidad se le había condenado una deuda de 12 propiedades que tenía en la ciudad, y de todos los años de deuda que tenía, por lo que se le pagó bastante bien.
Cuando se hizo el museo yo fui la única persona que entró de planta para trabajar. Veníamos haciendo el rescate con un grupo de gestión de defensa del patrimonio, con la arquitecta Graciela Diorio y su marido Germán. Ella asumió como Directora política, yo de planta, y dos o tres personas más del área municipal fueron trasladados a la casa. Eso fue en 2013, y la casa estaba destruida por el fuego.
Quedó en ámbito municipal pero no estaba arreglada, ¿no?
Mucho tiempo antes de la compra se había hecho un pliego de licitación para resguardarla. Luego del incendio, se hicieron todas las aberturas y se cerró el parque para que no pase más algo así. Le pusieron las rejas en la subida de la escalera, que no son originales y ahora se van a retirar, y se puso a una persona de seguridad.
En 2013, cuando abrimos como museo, comenzamos a trabajar en el proyecto museológico para la casa y se hicieron actividades de todo tipo, como ciclos de música. Lo que está bueno de la casa es que te permite trabajar un espectro patrimonial muy amplio: patrimonio natural, patrimonio tangible, patrimonio arquitectónico, y el inmaterial, porque no sólo está el Arroyo Las Chacras, sino porque desde las puertas de esa casa se puede contar la historia completa de Mar del Plata. Empezar con la fundación de la ciudad, seguís con la época del turismo social, de la radio.
En principio, la familia Williams era de la alta oligarquía porteña y venía a vacacionar a la ciudad de Mar del Plata.
¿La casa fue un regalo del hijo al padre?
Ellos tenían una casa en la costa, a la altura de Playa Grande, era de piedra Mar del Plata y también fue hecha por Amancio, 10 años antes. Había estudiado ingeniería y aviación, y después estudió arquitectura. Se recibió junto con su futura esposa, Delfina Gálvez Bunge, y ambos por encargo le hicieron esa casa al padre.
Originalmente compraron dos terrenos, en uno está la casa con el pabellón y en el de al lado está el colegio Illia. En realidad, en el parque proyectó una casa de patio elevada que no se terminó realizando porque era para su hermano, que no entendía el movimiento moderno. En ese momento el estilo arquitectónico era muy distinto al moderno. Amancio hizo la primera casa íntegramente en hormigón armado y fue la primera casa que se hizo para un parque y no el parque para la casa, es importante porque la historia empieza previa a la casa misma, es decir con el parque.
No fue una casualidad que eligiera ese terreno alejado de la línea costera, donde se generaban las casas, y del otro lado de la Avenida Independencia, algo muy extraño porque no se solía construir ahí. Su hermano decidió no hacerla e hizo una casa estilo tudor que hoy es el casco del colegio Illia. Después de muchos años el hermano la vendió a la Universidad.
La historia sobre cómo llegó a ser la Casa del Puente es curiosa. Todo comenzó con el terreno de al lado, con quién hoy en día aún tenemos un litigio, que es con el hijo de Juan José Lago.
Estudiaba arquitectura con Amancio, era el hijo no reconocido de Juan José y en un momento su padre le dijo que trabajasen juntos. Quería poner una radio, una de las primeras FM de Mar del Plata, LU9. Le pidió que consiguiera una casa en la ciudad y le preguntó a Amancio, quien era su profesor. Él le dijo que su hermana vendía la Casa sobre el Arroyo, su padre ya había fallecido y el turismo de Mar del Plata cambiaba de la alta oligarquía porteña hacia el turismo social. Muchas familias comenzaban a no venir tan seguido.
Entonces, la hermana de Amancio le vendió la casa a Juan José Lago. Puso la radio ahí, vio el potencial que tenía arquitectónicamente, lo entendía. De hecho, promocionaba la casa como un espacio de recreación para visitar. Las viejas publicidades de LU9 dicen: “cuando visite Mar del Plata no olvide conocer la Casa sobre el Arroyo”. En ese momento comenzó a tener un tono más turístico.
¿Cuándo se construyó la casa? ¿Cuándo cobró relevancia ese estilo arquitectónico?
Entre 1943 y 1945. y entre esos años la llamaron a Grete Stern, una fotógrafa increíble que había estudiado en la BAUHAUS y sido pareja de Coppola. Amancio Williams la llamó para hacer un relevamiento tipo estudio de la casa porque iba a hacer una presentación en Europa sobre ella. Él sabía lo que estaba haciendo porque mientras estudiaba arquitectura siguió a Le Corbusier, entabló una relación con él mientras hacía la casa.
Esto fue lo que lo llevó luego a dirigir la Casa Curutchet, que hoy es Patrimonio de la Humanidad en La Plata. Es la única obra de Le Corbusier en Argentina, él hizo el proyecto pero no viajó a Buenos Aires. Le propuso a Curutchet que Amancio Williams dirigiera la obra.
En ese momento envío a Grete Stern para que tomara las fotos, porque él sabía. Por su relación con Le Corbusier estaba a tono con todo el movimiento, de otro modo jamás hubiese podido crear una casa del movimiento moderno con los 5 puntos que proponía Le Corbusier: la planta libre, los ventanales corridos, que sea elevada en altura, la quinta fachada. Todos estos puntos hacen al movimiento moderno, él tuvo la suerte de poder desarrollarlos en la casa.
Sin embargo, le dio una vuelta de rosca porque hizo una casa chorizo de movimiento moderno. La típica casa chorizo argentina mezclada con el movimiento moderno, generando este proyecto que hoy se estudia en todas partes del mundo.
Fue la primera casa fabricada íntegramente en hormigón armado martinirado. El material que se utilizó para la casa fue probado antes de hacer todo el encofrado. Mandaron a traer la piedra de distintos lugares. Si uno se acerca a la casa, nota que el hormigón está martinirado, es decir picado, dejando expuestos tres tipos de piedra de distintos colores. Era la vista de la casa.
En esa época, las casas eran muy ornamentadas, pero ésta nada que ver. Totalmente despojada y minimalista.
Hablamos de entre 1943 y 1945, un momento entre guerras, donde era muy difícil conseguir los elementos y materiales para construir una casa con todo lo que se usaba en ese momento de movimiento moderno. Tenemos que entender que Williams hizo una obra con todas estas características únicas en este contexto, combinado con el típico formato argentino. Rápidamente comenzó a tener proyección internacional.
¿Qué reconocimientos tiene la casa a nivel mundial?
Siendo museo la presentamos en la exposición de arquitectura del MoMA de Nueva York. Fue un gran evento, ver a la Casa sobre el Arroyo con sus cuadros y maquetas en el MoMA junto a todas otras obras emblemáticas fue increíble.
Ya se conocía la casa, se estudia en muchos lugares del mundo y figura en muchísimos libros. En Argentina tiene las 3 declaratorias: a nivel municipal, provincial y nacional, con todo lo que implica, la protección y el resguardo que debe tener.
Siempre decimos que para que la gente de afuera pueda ser consciente del valor que tiene la casa y pueda protegerla, ayudarla o reconocerla, primero debemos cuidarla nosotros. Los organismos internacionales no van a ayudarte si vos mismo no lo cuidás primero.
Nos pasa lo mismo con el Parador Ariston. Es la única obra que hay en latinoamérica del arquitecto Marcel Breuer, y está completamente destruida. Todavía está en manos de particulares, tiene la declaratoria a nivel nacional desde hace 3 años, aunque deben hacerse algunas modificaciones. Estamos intentando gestionar la compra. Tener una obra como esa implicaría algo clave culturalmente. Tenemos que entender que vivimos en una de las principales ciudades turísticas del país, eso tiene una carga.
El turismo cambió desde la belle époque hacia el turismo social. Nosotros, en el último tiempo, no supimos ayornarnos a los cambios a nivel internacional. Sabemos que actualmente es turismo cultural. Si hablamos de cualquier ciudad turística relevante, automáticamente se la asocia con un bien patrimonial.
Si no valoramos eso, que es nuestro principal acervo como ciudad para poder vernos, se vuelve difícil. Somos una de las ciudades con más desocupación en el país, hay que entender que estos bienes podrían ayudarnos mucho.
Ahora están haciendo una gran apuesta, ¿verdad?
Desde que se compró la casa intentamos gestionar con el Ministerio de Obras Públicas para poder restaurarla a cero. Debe hacerse así, con la injerencia e importancia que tiene este bien. La idea es que podamos presentarla al mundo como lo hizo en su momento Amancio.
Hubo dos o tres intentos de licitaciones junto al Estado nacional que fueron fallidos. El último antes de que asumiera la nueva gestión, pero tuvo que darse de baja porque no alcanzaban los recursos. En ese momento ya teníamos un contacto con el Ministerio de Obras Públicas y con el Ministerio de Cultura, por intermedio de la Comisión Nacional de Monumentos. La superintendencia sobre este bien y su resguardo la tiene la Comisión, que es un organismo nacional y ampara a los bienes históricos. Es un apéndice del Ministerio de Cultura y trabaja de forma autárquica.
Cuando hicimos la gestión estaba Teresa de Anchorena. Yo hice una presentación particular y junto con otros colegas tuvimos la posibilidad de hablar con el Ministro de Obras, Gabriel Nicolás Katopodis, y el Ministro de Cultura, Tristán Bauer, también con el Presidente. Hicimos una presentación ante ellos y les explicamos el valor de la obra. Nos posibilitaron los recursos con una gestión mixta con el municipio. Por eso yo soy Directora en la Secretaría de Obras, me ocupo de la gestión para la licitación de la casa.
Esto pasó ni bien asumió la actual gestión, por lo cual empezamos con la pandemia. Creímos que se iba a parar todo porque casi todos los recursos fueron a parar a Salud. Uno de los principales problemas que tuvimos fue el presupuesto, pero continuamos las gestiones y pudimos subirlo.
En agosto del año pasado se hizo la presentación de la licitación en Casa sobre el Arroyo. Ocho empresas se presentaron, y ganó una de La Plata que viene trabajando en varias obras patrimoniales. Para ellos era un desafío, pero también una publicidad a nivel internacional. Pasaron un presupuesto por debajo del oficial para poder ganar la licitación, querían hacerlo y así lo están haciendo. Ya tenemos casi el 80% de la obra terminada. El plazo era de un año, hasta agosto, pero se descontaron días por tormenta o enfermedad de obreros. Así, se dio una extensión del plazo hasta octubre o principios de noviembre. Va a ser la primera vez que la casa se abra al público así.
Cuando esté terminada, ¿qué función se le va a dar?
Por ordenanza es museo y debe seguir funcionando así, pero después de la restauración hay que armar el proyecto museográfico. El desafío más grande es armar este proyecto para la comunidad a nivel local, nacional e internacional. Esta joya nos permite gestionar actividades de cooperación internacional, porque al tenerla restaurada los organismos internacionales comenzarán a querer intervenir. Por ejemplo, tenemos relación con la casa de Wright que está en Pensilvania sobre una cascada, y también con otras icónicas casas del movimiento moderno. Pertenecemos a grupos que nos unen.
La idea es comenzar a gestionar todo un recurso que nos permita llegar a un turismo internacional y a la cooperación internacional. Es el fuerte más grande que podría llegar a tener la casa.
De todas formas, como museo tiene un valor educativo muy grande y fuerte para la sociedad marplatense y del país.
Lo primero es la inauguración. Propuse enseñar el proceso de restauración en una muestra itinerante. Además, empezar a programar el proyecto museográfico y museológico con visitas guiadas con una capacidad de carga limitada. La casa estará armada como era originalmente, es decir una vivienda unifamiliar. Vamos a hacer distintos grupos por turnos y tendremos diferentes tipos de visita, como de avistamiento de aves o paseos por el parque. También variarán las actividades, desde presentaciones de libros hasta recitales de música.
¿Cómo está el parque?
Está preservado, fue uno de los puntos que tuvimos en consideración antes de la licitación. Estamos manteniéndolo con el EMSUR, aunque uno de los problemas que tenemos es el de los árboles patrimoniales, porque los robles europeos tienen un tiempo de vida y en algún momento van a empezar a caer. Por ello, desde hace tres años, empezamos a proyectar re-plantarlos.
Durante la pandemia, cuando la casa estuvo cerrada, retiramos los retoños y arbolitos de crecimiento donde caen las bellotas. Algunos árboles que tenían alturas significativas y los movimos al vivero municipal. Hay un proyecto educativo que tiene que ver con el parque, porque cuando los robles caigan hay que volver a tenerlos en el mismo lugar. Así, la idea es plantar otra vez al lado de cada uno de los robles, y ya los tenemos guardados para poder hacerlo.