La directora, dramaturga y actriz Lola Moss repasó con CENTRAL la historia, el presente y los desafíos de la escena teatral local. Marcó como punto de inflexión el surgimiento de las escuelas de teatro en los ochenta. Y resalta las posibilidades que brindan los centros culturales.
Hija de uno de los referentes del teatro local, Lola Moss habla de la historia y del presente de la escena local con la misma naturalidad. Directora, dramaturga y actriz, destacó el surgimiento de la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD), en los ochenta, como un punto de quiebre para que el teatro dejara de ser sinónimo de las obras comerciales que cada verano venían a Mar del Plata. Justamente su padre, Roberto Moss −que falleció el 4 de julio−, fue uno de los impulsores.
SOBRE ROBERTO MOSS (1944 – 2024): Actor, dramaturgo, director y docente dejó un legado cultural para la ciudad con una destacada trayectoria en el ámbito de la cultura y la educación artística. Oriundo de Lanús, Roberto Moss hizo de Mar del Plata su ciudad por elección en donde en los 80´s fue uno de los impulsores de la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD) y desarrolló gran parte de su carrera. En la década del ‘90 fue director del Teatro Municipal Colón.
¿Cómo podrías sintetizar la historia del teatro marplatense?
Tiene varias aristas. Durante mucho tiempo había una especie de mito sobre que el teatro marplatense se preparaba para trabajar en la temporada. Entonces, se trabajaba en el invierno, se ensayaba, se preparaban obras y se usaba la temporada para poner esas obras para que el público de Buenos Aires o de otros lugares pudiera ver ese teatro. Ya en los años ochenta empezó a formarse la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD). Tenía como objetivo la formación de actores. Había muchos referentes en ese momento, entre los que estaba mi padre, Antonio Mónaco y otros. A partir de ahí empezaron a surgir los que hoy son actores, directores, directores de centros culturales. Fue como un semillero, y se empezó a entender con el tiempo que esto tenía que ver con una profesión. La escuela de teatro incorporó con los años el profesorado de teatro. Uno iba a estudiar para ser profesor de teatro. Hasta ese entonces el profesor de teatro era una persona que se dedicaba a armar talleres y cosas muy informales. Me parece que eso es lo interesante: se empezó a tomar con seriedad lo que tenía que ver con la actividad teatral. Empezó a entenderse que había que hacer cosas durante el invierno porque había gente a la que le interesaba el teatro.
¿Cómo se daba la convivencia de una cartelera de elencos nacionales y apoyo de los medios de Buenos Aires con las obras marplatenses?
El teatro marplatense quedaba bastante relegado. Siempre fue como lo off. Acá se lo denomina teatro independiente. Quedaba bastante relegado porque el marplatense iba a ver lo nacional y no veía lo propio,eso que habla de la identidad como ciudad. El turista de otras provincias también iba a ver la obra nacional. La formación de la gente que hacía teatro hizo que se empezara a plantar esta semilla de que hay una actividad que también se gesta durante el invierno, que no había que esperar al verano a exponerse a que el público viniera a verlo.
Entonces, ¿empezó a haber una programación de invierno?
Empezó muy de a poco, con los centros culturales. Allí empieza a armarse como la programación de invierno. Había lugares que hoy por hoy son muy grandes, como Cuatro Elementos, o más pequeños, como La Maga. Y eso fue haciendo que se fuesen generando determinados públicos que además tenían que ver con los propios grupos que estudiaban en esos lugares. A partir de ahí se empiezan a gestar grupos que arman estos contenidos y que le van dando la identidad a los lugares. Cada lugar fue armando su público, gestando sus grupos, y eso se va retroalimentando. Los grupos llevan a los padres y después eso, en el boca a boca, va acercando a otro público.
¿Se empieza a crear en invierno demanda de gente de la ciudad que quiere ver teatro?
Sí, absolutamente. Y eso me parece que está bueno. Lo que hace es generar una movida cultural en la que la gente quiere ver cosas nuevas. Por eso también en muchos lugares se empiezan a traer en invierno espectáculos de afuera, grupos independientes. Viene por ejemplo un grupo independiente de San Juan al Galpón de las Artes. Se empieza a ver cómo se hace teatro independiente en el interior del país. Eso también sirve como para armar las redes y empezar a conocer. El teatro es un reflejo de lo que es la sociedad, en distintos géneros. Puede ser un drama, una comedia. Uno en el teatro refleja conductas, roles, historias, y me parece que, en ese “retroalimentar” desde lo regional, en el que uno también va a otros lados porque se arma un circuito de intercambio, se empiezan a conocer las realidades de otros lugares y nosotros podemos mostrar nuestro arte en otras partes.
Esa sería una de las particularidades del presente. ¿Qué otras hay?
Hay algo que se está dando que me parece muy significativo, y que lo está promoviendo Chauvin con el microteatro, que es un formato que presenta obras de 15 minutos de dramaturgos que en su mayoría son de Buenos Aires, con actores de Mar del Plata. Desde el año pasado empezó a hacer convocatorias a dramaturgos marplatenses. En esto yo tengo que sacarme el sombrero con Chauvin y con su equipo, encabezado por Belén Rivero. En ningún lugar hasta ahora se hacía convocatoria de dramaturgos. Uno presenta su obra en una determinada temática, va a una curaduría de Mar del Plata, a una curaduría de Buenos Aires, y eligen tu obra para que la hagas en microteatro. El año pasado gané una, la primera que se hizo; este año se hizo la segunda y volví a ganarla. Ganamos cinco dramaturgos, pero dos ganamos las dos veces.
¿Hay un semillero de gente escribiendo teatro en Mar del Plata?
Exactamente. Y eso no está impulsado en ningún lado. Esto es pequeño, se va dando de a poco, cada tanto, pero es importante que haya dramaturgias propias. Uno hace clásicos, autores nacionales, pero la escritura del lugar o de lo que uno vive es importante. Cuando empecé a escribir hace unos años empecé con teatro de terror. Y hay público, y le gusta. Eso está bueno, hay que estimularlo. Con el unipersonal que estoy haciendo en el Auditorium estoy desde noviembre. Ininterrumpidamente, todos los meses, tenemos una función, y tenemos 20, 30 personas, es decir que hay cosas que tienen que seguir naciendo porque hay público para todo. Me parece que eso es súper importante, porque hay gente joven que está capacitándose, que está aprendiendo, que está armando nuevas camadas. Además, ahora hay posibilidades de formarse y tener la actividad acá. Por ejemplo, la Malharro hace unos años abrió la carrera de Escenografía. Son como complementos del teatro. Porque no es sólo el actor y el director: hay un montón de rubros que lo rodean, y hay formación en Mar del Plata. Hay un montón de gente que quiere hacer teatro pero no quiere ser actor, quizás quiere hacer vestuario, iluminación o escenografía. Hoy tenés un público que quiere estudiar eso, que quiere formarse, ser profesional. Esta es una profesión como cualquier otra, no un hobby. Hay gente que lo tomará como hobby y está muy bien, pero es un trabajo.
¿El teatro marplatense corta tickets en invierno?
Cuesta. Cuesta un montón. El marplatense tiene algo de que hace frío y no sale. Llueve y no sale. Me parece que esto de empezar a generar horarios diferentes de funciones es interesante. Uno está acostumbrado a ir al teatro a las 9 o a las 10 de la noche, cuando tranquilamente podrías ir a las 6 de la tarde. Entonces, hay funciones hoy por hoy en un montón de teatros que se están poniendo a las 7 de la tarde. En invierno, las 7 de la tarde en Mar del Plata es un buen horario para ir al teatro. Son estrategias que se van desarrollando.
¿El turista le da una chance al teatro local?
Sí, porque también el público que viene antes estaba focalizado en el verano y hoy tenemos gente que viene durante todo el año. Se fue distribuyendo. No voy a negar que la mayoría va a ver lo comercial, porque la realidad es esa, pero hay un público que viene y ve otras opciones. Creo que tanto los centros culturales como los lugares propios marplatenses empezaron a visibilizarse y a amigarse con esto de que uno tiene que hacer prensa, cosas que por ahí antes eran más resistidas. Si uno se sacaba una foto, ganaba un premio o iba a un evento era como una especie de traidor. Y me parece que también hay que entender que el verano, en un punto, ayuda al teatro marplatense a visibilizarse para mantenerse en el invierno. Como artista uno está vendiéndose todo el tiempo. Hay que empezar a entender que esto es un producto que, más allá del contenido que tenga y del trabajo valioso de los actores y del director, hay que vender. De nada me sirve armar una obra durante un montón de meses, ensayar, poner plata y que después no entre nadie.
¿Qué mirada tenés de los Premios Estrella de Mar, que un sector del teatro local siempre cuestionó?
El premio te da visibilidad, más allá de que sea justo o no sea justo. Porque justicia no hay en ningún premio, ni en los Oscar. Yo fui jurado, por eso puedo hacer un análisis. Para mí un premio es como un juego. Uno se anota, participa y tiene determinadas reglas con las cuales está de acuerdo o no. Si no estás de acuerdo, no participás, como cualquier premio o juego o concurso al que uno quiera anotarse. Después no podés salir a discutir, a pelear, porque ya está, es la decisión de un montón de personas que eligieron algo. Para mí el premio, o la nominación en sí misma, ayuda un montón a esas obras que trabajaron. Gente que viene de Buenos Aires a hacer unipersonales y me ha escrito por privado agradeciéndome: ‘Qué bueno la nominación, a mí me sirvió para seguir trabajando’. Y eso es súper importante, hay que valorarlo un montón, porque si no siempre nos quedamos en la queja. A mí me parece que es un reconocimiento súper importante. Estar, participar y que te vayan a ver. Por ahí no te nominan, pero el jurado te fue a ver. Para mí es importante en la dinámica de la profesión. Uno no puede estar nominado siempre ni ganar siempre. Además, debe saber cuándo no está para anotarse.
¿Cuáles son, a tu entender, las salas más gravitantes del teatro local en la actualidad?
Cuatro elementos es un espacio muy grande que tiene una sala principal y después ha armado más salas con distintas capacidades. Además, da talleres, tiene una escuela de formación y actividad todo el año. Trae muchas obras del teatro off de Buenos Aires durante el invierno y el verano.
El Club del Teatro también tiene actividades durante todo el año, estrenos de obras marplatenses durante el invierno y en temporada de verano. También trae obras de afuera, del teatro independiente del interior del país y de Buenos Aires.
En el Galpón de las Artes, donde se sugiere el valor de la entrada, sucede lo mismo.
La apertura de Chauvin y su Microteatro generó actividad de obras permanente. Las temáticas van cambiando mes a mes, lo que hace que los elencos se renueven, participando nuevos actores, directores y dramaturgias. Esto favorece el trabajo de la escena marplatense lo cual es súper alentador. El Microteatro de Chauvin es un espacio que comenzó hace dos años pero que va creciendo y se va instalando en la ciudad.
Detrás del escenario
Gente de Teatro
El presente, los desafíos del teatro local y las posibilidades que brindan los centros culturales de la ciudad también fueron repasados por referentes de la escena local, personas ligadas al teatro.
Ellos son: Freddy Virgolini, actor, director y formador de actores; María Carreras, directora, productora y gestora cultural; Belén Rivero, caracterizadora teatral, diseñadora de vestuario, actriz, docente y productora; Mariano Moro, dramaturgo y director.
Mariano Moro
Dramaturgo y director
¿Qué pasa con el teatro marplatense en su conjunto y la temporada de invierno?
Algunos hacen funciones y otros se preparan para el verano, pero nadie se duerme.
¿Puede hacer un breve análisis y reflexión de la foto actual del teatro marplatense, en especial comparándolo con décadas anteriores?
Creo que hace treinta años, más o menos cuando yo empezaba, había menos actividad y variedad, predominaba un teatro militante marcado por la dictadura, en una línea que tuvo continuidad, pero dejó de serla única. Hoy hay mucha más gente haciendo teatro y con inquietudes y estéticas divergentes.
¿Qué opina del rol de los espacios culturales en la ciudad, tanto nuevos como tradicionales?
Hay muchos pequeños espacios marcados por la buena voluntad y la precariedad estructural, y unos pocos con más recursos, pero quien tiene impulso y desea foguearse puede encontrar dónde.
Bio
Nací en Mar del Plata. Me fui a Buenos Aires a estudiar y hacer teatro. Viví allá veinticinco años. El año pasado decidí quedarme en el pago, luego de haber vuelto para dirigir el Auditorium entre 2016 y2019. Escribo y dirijo, a veces me animo a cantar y recitar. Me han honrado con unos cuantos premios y suelo encontrar espectadores que se han enganchado con obras mías. Hice muchas y variadas, desde el humor ácido a la pulsión religiosa. Creo que mi inspiración es clásica en su mayor parte.
Belén Rivero
Caracterizadora teatral, diseñadora de vestuario. Actriz y docente.
¿Qué pasa con el teatro marplatense en su conjunto y la temporada de invierno?
Particularmente y en lo personal, prefiero siempre producir y gestionar en invierno. No me atrae la expectativa que genera el verano. Me parece que, si uno logra atraer al público local y tentarlo con propuestas buenas en invierno, que luego se prolonguen durante el verano, el turista se transforma en un plus que se suma. Mar del Plata es cada vez más grande y el gran desafío es generarle al público la necesidad de consumir cultura, con el poder transformador que genera. El desafío es que lo tenga presente a la hora de pensar su salida más allá de lo gastronómico. El invierno es largo y tiene el gran desafío de sacar a la gente de su casa, y está quizás más falto de propuestas que el verano, que si bien agrega el flujo del turismo, también agrega más opciones: la playa, principalmente; fiestas regionales, espectáculos al aire libre de todo tipo, agenda de recitales y espectáculos gratuitos sumados a la gran oferta de las obras teatrales comerciales. Por eso que en los espacios culturales se ejecutan ambas grillas: la de invierno, que gestiona todo lo que es formación actoral con cursos, talleres y espectáculos los fines de semana, y la de verano, que suele ser de teatro todas las noches con algunos talleres y seminarios.
¿Puede hacer un breve análisis y reflexión de la foto actual del teatro marplatense, en especial comparándolo con décadas anteriores?
Los espacios culturales independientes se gestan desde las vísceras, son el impulso genuino del querer hacer, probar, mostrar y experimentar, son el espacio donde tenemos la posibilidad de acertar y equivocarnos. Es el espacio donde uno se construye y se arma de experiencia y de una experiencia integral, porque se escribe, se dirige, se actúa se gestiona y se produce.
Y eso lo demuestra también la resistencia a través de los años, a las realidades económicas que plantea cada gobierno. Es un desafío sostenerlos. El que abre una sala no lo hace por capricho, ni por moda: es un proyecto a futuro con el deseo de mostrar sin prejuicio, y eso lo demuestra el historial de espacios que se van prolongando en el tiempo y que sostienen sus puertas abiertas.
Si bien históricamente es complicado por los gastos de infraestructura que generan, la manera de comunicarse y las redes sociales han acortado la distancia con el público. En Mar del Plata, si bien se abren pocos espacios, se sostienen algunos que ya llevan más de veinte años en actividad.
¿Qué opina del rol de los espacios culturales en la ciudad, tanto nuevos como tradicionales?
Todo espacio que se abre es un acierto. Cualquiera sea la oferta que proponga, siempre es positivo y no significa de ninguna manera competencia para los demás. Siempre hay un público para cada propuesta
Bio
Soy caracterizadora teatral egresada del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón de Buenos Aires. Diseñadora de vestuario. actriz y docente. Cofundadora y gestora desde 2005 de la sala de teatro independiente El Club del Teatro, donde programo y produzco espectáculos, seminarios y talleres. Fundadora y gestora del espacio El Camarín Tienda de Arte. Productora artística y curadora de Microteatro en Chauvin Centro de Creación. Además, me desempeño ocasionalmente en el rol de actriz, directora y diseño de arte y vestuario en varias microobras.
Desde 2010 produzco en la ciudad espectáculos y eventos artísticos.
Freddy Virgolini
Actor, director y formador de actores
¿Qué pasa con el teatro marplatense en su conjunto y la temporada de invierno?
El teatro marplatense, es decir, los artistas de teatro locales que se reúnen eventualmente para producir algún espectáculo, los elencos que vienen trabajando desde hace tiempo y los centros culturales piensan en producciones dirigidas a un público que habita Mar del Plata de marzo a diciembre. Hacer la temporada de verano es consecuencia del trabajo realizado durante todo ese período, no en función de mostrar un producto en la temporada, sino de habitar la ciudad identificados con expresiones que hablan de lo que pensamos, humanamente, políticamente, socialmente. En este sentido, las producciones de teatro marplatense son numerosas y de continuidad en el tiempo, desarrollando cada vez más su identidad y alimentando a un público que va en aumento.
¿Puede hacer un breve análisis y reflexión de la foto actual del teatro marplatense, en especial comparándolo con décadas anteriores?
En los años noventa había pocos grupos de teatros; eran significativos, pero con el correr de los años la cantidad y la calidad de artistas escénicos y de grupos de teatro han crecido enormemente. Por un lado, esta gente dedicada al teatro ha desarrollado más entrenamiento y formación, profesionalizando su arte en todas sus variantes: actuación, dirección, circo, clown, iluminación y otras disciplinas complementarias. Esto ha hecho una diferencia que el público reconoce, frente a espectáculos que sólo se acercan en verano y lo hacen con una postura más comercial.
Por otro lado, los artistas se han apoyado, organizándose y creando asociaciones y redes solidarias para cimentar una estructura sólida de teatro marplatense, es decir, para abrirse paso ocupando un lugar visible.
¿Qué opina del rol de los espacios culturales en la ciudad, tanto nuevos como tradicionales?
Es para destacar el aumento de salas de teatro o centros culturales, algunos apoyados por el Instituto Nacional del Teatro, que incrementan un semillero importante para poder desarrollar con calidad el arte dramático de nuestra ciudad. Estos espacios son de fundamental importancia para el desarrollo del teatro, porque son las casas que albergan la formación, el entrenamiento, los ensayos, la producción y difusión de todo lo que atañe al quehacer teatral. El lugar donde se debate y se piensa con el cuerpo. El lugar, finalmente, que alberga al público, donde se produce el hecho teatral.
Bio
Comencé mi formación en 1983 con el maestro de actores Agustín Alezzo y en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático. En 1991 fundé en Mar del Plata EA! Escuela de Actores. En 1997 trasladé mi actividad a una sala que transformó en un espacio teatral, subvencionada por el Instituto Nacional de Teatro: EA! Escena Abierta.
También me desempeñé como director asociado de “Pandemonium Grupo Visual” y en 2002 viajé a España, donde organicé encuentros internacionales para confrontar teatro de distintas culturas, y fui director artístico de Nido Acciones Escénicas.
En Suiza formé parte del elenco del Teatro Delle Radici. Ya en Argentina, me asocié con José Luis Britos, Pablo Marchini y Rosi Alvarez para adquirir una propiedad y crear Cuatro Elementos, espacio teatral que gestiono, y en el que se forma, investiga y produce teatro, danza, música y plástica.
María Carreras
Directora, productora y gestora cultural
¿Qué pasa con el teatro marplatense en su conjunto y la temporada de invierno?
El teatro marplatense está siempre generando propuestas y manteniendo en el tiempo aquellas que alcanzan una repercusión que les permite continuar. En el invierno, el frio hace más difícil que la gente se mueva, unido a otras situaciones como seguridad, etcétera. Creo que se irán imponiendo otros horarios para las funciones. El encuentro teatral no tiene que ser solo nocturno.
¿Puede hacer un breve análisis y reflexión de la foto actual del teatro marplatense, en especial comparándolo con décadas anteriores?
Hace 32 años yo me radicaba definitivamente en Mar del Plata. Había más aislamiento entre los grupos. Se construyó en este tiempo un ecosistema diverso, inquieto, cada vez más profesional, que va incorporando en la conformación de los proyectos a profesionales de distintas áreas asociadas al campo (escenógrafos, iluminadores, diseñadores, realizadores audiovisuales). Ahora hay una tendencia al intercambio de públicos. Los artistas marplatenses son parte del público. Se trabaja mucho para que haya más conciencia de la importancia y el peso que tiene el teatro dentro de los recursos culturales de la ciudad. Esto está en pañales todavía. El teatro marplatense ha crecido mucho en cantidad de obras producidas, salas, espacios de formación. No hice la cuenta, pero la lógica te dice que también en la cantidad de personas que se acercan al teatro como público, como participantes de talleres, como actores y otros roles. De hecho, la carrera de escenografía no existía.
¿Qué opina del rol de los espacios culturales en la ciudad, tanto nuevos como tradicionales?
Son espacios que tienen la personalidad de quien los dirige. La mayoría son llevados adelante por actores o directores. Estaría bueno lograr una sustentabilidad que permita contar con disponibilidad de ensayos en el espacio para el montaje. Más espacios que permitan un desarrollo técnico y de producción más complejos.
Bio
Soy directora teatral, autora, productora creativa, gestora cultural, creadora de contenidos. ¡Dirijo TMC! Contenidos hace 32 años y los Premios Enrique hace 11.