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Desde su estudio Moirë arquitectos, Ezequiel Muñoz y Mariel Cámara buscan la esencia para hacer especial cada nuevo proyecto.

La aventura de moldear la ciudad. Ezequiel Muñoz y Mariel Cámara crearon hace 15 años Moirë arquitectos. El estudio deja su huella en cada diseño. Pensando en quienes lo van a disfrutar pero también en el espacio público. “Nuestros clientes buscan edificios de calidad, donde el diseño sea el valor agregado, aseguran a CENTRAL.

Equipo Moire

Mariel y Ezequiel junto al staff de Moirë: Eugenia Peña, Juan Chaar, Guillermo Bejanele, Facundo Carrasco y Santiago Vaquero.

EFECTO MOIRÉ: interferencia visual, efecto geométrico de distorsión ocasionado por la interacción de dos patrones de trama, situados uno encima del otro, que dan lugar a un patrón con un nuevo efecto visual.

Cuando hace 15 años Ezequiel Muñoz y Mariel Cámara unieron no solo sus corazones, sino también su pasión por la arquitectura, pensaron en ese efecto (moirë), para llamar a su estudio. “Lo asociábamos al valor simbólico de superponer tramas y generar un efecto a partir de superponer diferentes facetas: la cuestión del diseño, las constructoras, los asesores, los inversores”, cuentan a CENTRAL.

Pero la historia de Moirë arquitectos nació antes del nombre. “Nos conocemos desde hace muchísimos años, desde que yo estaba en el curso de ingreso a la Facultad de Arquitectura y él estaba en tercer o cuarto año”, recuerda Mariel. “El resto de la carrera la hicimos juntos y así empezamos a compartir un montón de cosas que tenían que ver con la arquitectura, desde recorrer y visitar edificios hasta hacer concursos”, comenta.

Los concursos que hicieron como estudiantes fueron el primer paso. “Ese fue el inicio de Moirë”, afirma Mariel. “En los primeros concursos tuvimos algunos premios y decíamos ‘bueno, se puede’. Desde el comienzo se dio muy natural la relación y estuvo claro de qué tema se ocupaba cada uno”, apunta Ezequiel.

En esta charla con CENTRAL, en el que la arquitectura y sus desafíos para transformar las ciudades estuvieron siempre en el centro de la escena, los dos repasan desde los inicios hasta el presente, en el que son contratados por desarrolladoras para diseñar edificios. En estos años ha evolucionado la tecnología y han ganado experiencia, pero tanto Ezequiel como Mariel refuerzan en cada respuesta que la esencia del estudio siempre es la misma: agregarle valor a cada proyecto, sin importar la escala, reflexionando siempre acerca del aporte urbano que hará el proyecto.

Punto de Partida

Empezamos por el principio. ¿Cómo fue la etapa de los concursos?

—MARIEL: Siempre fuimos de mirar mucha arquitectura, en la época de la facultad pasábamos horas mirando revistas y páginas especializadas en arquitectura, ahí fuimos encontrando los pri- meros concursos. Hicimos concursos nacionales e internacionales. Fue una experiencia muy motivadora y enriquecedora.

—EZEQUIEL: En general los concursos son formativos siempre. Ahora, cuando disponemos del tiempo, seguimos haciendo, y es muy interesante porque te obliga a estudiar un tema que quizás no desarrollaste nunca.

¿Cómo comenzaron con el estudio?

—MARIEL: Fue a partir de 2008, cuando se recibió Ezequiel. Arrancamos haciendo viviendas unifamiliares de pequeñas dimensiones: 70, 100 metros cuadrados. Queríamos darles con el diseño un valor agregado a partir de optimizar los recursos y potenciar las experiencias de sus habitantes diseñando la espacialidad, el ingreso de la luz y la relación con el exterior. Por ejemplo, la casa La Pianola, fue seleccionada para la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires. Después obtuvimos otras menciones y premios que fueron el puntapié para ir aumentando la escala de los encargos.

—EZEQUIEL: Nos fue dando más vínculos, generó que la gente confiara en lo que veníamos haciendo, y fuimos haciendo proyectos cada vez más grandes: complejos de dos o tres viviendas, el primer edificio, buscando que cada edificio sea singular y que las personas sean el centro de los espacios que creamos.

¿Eso de darle siempre valor agregado es una línea rectora del estudio?

—EZEQUIEL: Se trata de diseñar cada aspecto del edificio. Y es una característica que teníamos en esas casas y mantenemos ahora. Creemos que se nota cuando mirás un edificio y tiene todos los detalles pensados. Además, eso hace mucho más simple la ejecución la obra. Si está todo pensado, no hay necesidad de improvisar.

—MARIEL: Para nosotros va todo de la mano. La idea y la materialización de la idea no son ajenas. La idea tiene que ir de la mano de cómo se va a construir eso, con qué materialidad, qué estética va a tener a partir de esa materialidad. Es buscar la esencia que haga especial a cada proyecto.

A escala

¿Cómo se dio el salto de la vivienda unifamiliar al primer edificio y otros?

—EZEQUIEL: Se fue dando muy natural y paulatinamente. Empezamos a hacer casas de distintas escalas en simultáneo, complejos de viviendas de dos o tres pisos. En el 2014 nos contrató la primera desarrolladora, e hicimos el Edificio Bonjo III.

¿Qué es lo que intentan en cada proyecto?

—EZEQUIEL: Que el edificio le aporte algo a la ciudad. Me parece que eso es clave. El Edificio Bonjo III tiene una plaza en planta baja y es algo que mejora la calidad de vida del que vive en el edificio pero también le aporta a la ciudad, porque no es lo mismo ver un paredón que ver una plaza abierta. Y eso también pasa con galerías, retiros, ampliaciones de veredas… El estudio de esos espacios intermedios es un tema recurrente en nuestros proyectos desde los orígenes.

—MARIEL: Cuando desde el edificio mejoramos el espacio público, el edificio que está inserto en ese espacio público inmediatamente mejora.

Para lograr ese valor agregado, debe ser clave la complicidad con el constructor, porque tal vez a algunos les interese más ganar metros…

—MARIEL: En general nuestros clientes bus- can algo distinto, de calidad, donde la ima- gen, el diseño de los espacios, sus relaciones y asoleamiento conformen ese valor agregado, para que el que viva allí lo disfrute, para que genere sensaciones. Porque la arquitectura es esencialmente eso.

¿Notan que los concursos que hicieron les han servido para llegar hasta acá?

—EZEQUIEL: Sí, porque los concursos valoran la calidad arquitectónica, entonces nos dieron una base. Cuando ganas el concurso estás contento, pero cuando te va mal mirás lo que hicieron los otros y también aprendés.

—MARIEL: Te dan una mirada analítica e integral. La estética, cómo se ve (el edificio), cómo responde a la ciudad y cómo se construye. Creo que esa mixtura entre la profesión, estar en la obra, el diseño y los concursos hace que uno piense la obra como algo integral.

 

La evolución de la tecnología

¿Cómo ha ido cambiando el trabajo cotidiano de ustedes, los arquitectos, con la tecnología?

—EZEQUIEL: AutoCad (una herramienta que permite agilizar el diseño arquitectónico y la creación de bocetos), es una herramienta mínima indispensable que está hace muchos años. De hecho, hace 15 años nosotros ya dibujábamos con AutoCad. Ahora utilizamos programas de modelado en 3d, imágenes de realidad aumentada, gafas de realidad virtual… Te ponés los anteojos y ves el edificio como si estuviera hecho. Te sentís en el lugar.

Para el cliente es extraordinario, vas achicando el margen de error…

—MARIEL: Para el cliente y para nosotros también, porque para nosotros las herramientas sirven para mostrar el proyecto pero también sirven para diseñar. Cómo el diseño es clave para llegar a darle valor agregado a los proyectos y a generar cosas que trasciendan, visualizás como si estuvieses ahí. Para nosotros son muy importantes las entradas de luz, los patios. Todo eso se puede cotejar muy bien con estas herramientas.

 

Onda verde

¿Hoy en día, cuando va creciendo la densidad poblacional, se puede vivir bien en espacios reducidos?

—MARIEL: Depende a qué nos referimos con espacios reducidos. Si los espacios son flexibles, pueden funcionar. Y sobre todo si tienen buena iluminación, buenas visuales.

—EZEQUIEL: La calidad espacial muchas veces no tiene que ver con los metros cuadrados, sino con cómo se relaciona con el afuera. Que tenga ventilación, iluminación, un espacio exterior.

Son cada vez más habituales los proyectos que atienden la cuestión ambiental…

—EZEQUIEL: Sí, cada vez más. La gente empieza a valorar proyectos con conciencia ambiental. En las viviendas es muy común que digan ‘quiero recolectar el agua de lluvia’. Mucho más de lo que uno se imagina. Y está buenísimo. Y sobre todo se valora la incorporación de parques, terrazas, balcones…

—MARIEL: Se da esto de que, cuando las familias se van a vivir a un departamento, no quieren perder lo que tienen en una casa. Quieren seguir teniendo por lo menos una terraza. Que no sea un balcón de 90 centímetros, sino que sea una terraza en la que uno pueda tomar un café, o una galería. Quieren tener distintas espacialidades.

¿El paisajismo lo tercerizan?

—EZEQUIEL: No, lo trabajamos nosotros. Obviamente que tenemos asesores que nos van orientando. Por lo general, generamos una idea y la verificamos con asesores. Por ejemplo, ahora vamos a poner un árbol en una terraza cerca de la costa. Para eso nos asesoramos sobre cómo armar el cantero y qué especie de árbol hay que elegir.

Ha habido una explosión de desarrollos inmobiliarios verticales que le han cambiado la fisonomía a barrios completos de la ciudad. ¿Cómo ven ustedes ese cambio, como arquitectos y como marplatenses?

—EZEQUIEL: La ciudad ya superó los 700 mil habitantes y la densificación es inevitable. No hay ciudad que crezca solo en sentido horizontal, porque no podría tener la red de infraestructura que necesita. Es inevitable esa densificación. Hay que tomar en cuenta cómo y dónde puede ejecutarse cada proyecto.

—MARIEL: Como profesionales tenemos la posibilidad de aumentar la densidad donde nos permite el Código de Ordenamiento Territorial. No elegimos nosotros dónde densificamos, sino que vamos encontrando los espacios que nos va dejando el Código para hacer propiedad horizontal.

¿Qué piensan del fenómeno de las supermanzanas que se da en algunas ciudades de Europa? ¿Se imaginan algo así en Mar del Plata?

—EZEQUIEL: Creo que sería genial, pero ahí volvemos otra vez a la normativa. El desafío es más urbano y de planificación de la ciudad. En Nueva York, por ejemplo, hay proyectos para convertir el vacío de la manzana en espacio público. Arman un zócalo de comercios con galerías van por el centro de la manzana. Le empiezan a dar vida al interior de la manzana y recuperan un espacio verde y abierto en la planta baja.

Moldeando la ciudad

¿Miran mucho lo que sucede en otras partes del país y el mundo?

—EZEQUIEL: Todo el tiempo, nos encanta mirar. Es una actividad habitual en casa. Nos gusta mucho mirar para saber qué aporte podemos incorporarle a lo que vamos haciendo.

¿Hay algún aspecto del trabajo como arquitectos que todavía no hayan emprendido y anhelen emprender?

—EZEQUIEL: Nos interesa la cuestión urbana y cómo un edificio se relaciona con la ciudad.

—MARIEL: Lo venimos haciendo desde la vivienda multifamiliar, el edificio privado, y nos interesaría desde lo público también. Hacer edificios de uso público. Para cambiarle la calidad de vida a los que lo usen y a la ciudad.

¿Si tuvieran recursos para hacerle a Mar del Plata lo que quisieran desde el punto de vista arquitectónico, qué le harían?

—EZEQUIEL: Más superficies públicas sustentables. De hecho nosotros, en cada proyecto vemos qué aporte le podemos hacer a la ciudad. Sin importar demasiado la escala.

—MARIEL: Somos conscientes de que un edificio que hagamos ahora va a permanecer muchos años en la ciudad. Por lo que uno, de alguna manera, está moldeando la ciudad.

 

Referentes

—MARIEL: Seguimos a un montón. Nos gusta mucho el estudio RCR. Son españoles, catalanes. Han hecho obras de distintas escalas. Tienen un proyecto urbano en una manzana en Barcelona. Es espectacular cómo generan una plaza y un edificio que mira a esa plaza. Un edificio privado genera un espacio público que usan todos. Son arquitectos que tienen un manejo espectacular de la materialización de las ideas. Pero las ideas están buenísimas también. Trabajan muy bien la escala urbana y la escala edilicia.

¿Y argentinos?

—MARIEL: : Clorindo Testa y Justo Solsona, por ejemplo son clásicos que nos gustan por el aporte que le han hecho a la arquitectura y a las ciudades.

 

>>Dirección de obra

Ezequiel y Mariel buscan que la esencia de cada proyecto se materialice. Por eso ponen especial énfasis en la dirección de la obra. “Definimos un cronograma para la ejecución de la totalidad de la obra. Supervisamos la fiel interpretación de la documentación técnica y verificamos la correcta ejecución de las diferentes tareas”, señala la página web de Moirë arquitectos (moirearqs.com.ar), donde pueden verse sus proyectos, sus obras y sus reconocimientos.

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