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El desarrollo vitivinícola en la zona

Mar, sierras y vinos

La industria del vino pisa fuerte en Mar del Plata y la zona. Cada vez más productores se animan a plantar vid y las bodegas empiezan a convertirse en un nuevo atractivo. El especialista y comunicador del vino Gabriel Máscolo contó a CENTRAL el desarrollo de este incipiente pero promisorio sector.

En menos de dos décadas, el partido de General Pueyrredon y la zona incorporaron una nueva industria y avanzaron con grandes resultados. La producción de buenos vinos dejó de ser propiedad exclusiva de Cuyo. Ahora puede ser fruto de un viñedo de Mar del Plata, Chapadmalal, Balcarce o General Alvarado. El especialista Gabriel Máscolo está convencido de que, si en tan poco tiempo pasó tanto, el futuro es más que promisorio. En diálogo con CENTRAL, contó las características de la zona y dio un pantallazo de la producción local y regional, que hace tiempo dejó de ser un mito para convertirse en realidad.

En primera persona


“Soy Gaby Máscolo y mi relación con el vino y su gente nace el 2008 cuando por mi actividad laboral junto a mi familia, nos mudamos de Bs. As. a la provincia de Mendoza.

Ahí arranca todo!

No conocía a nadie y me fui conectando casualmente con algunas personas que directa o indirectamente tenían relación con la industria vitivinícola. Hoy grandes Amigos.

Mi carrera en el Banco HSBC continuó en Mardel en 2014 y mi pasión por el vino también.

Comencé a comunicarlo primero en redes luego en Radio La Red y desde 2017 en Radio Mitre junto a Pablito Nocoletti y Rocio Pérez en “De Boca En Boca”, programa reconocido en 2023 con el Martín Fierro Federal como mejor programa de interés general radio.

Hoy feliz y disfrutando del puente y la integración entre Mendoza y MDP, ¡dos Ciudades que amo!”

Punto de partida

¿Cómo definirías el momento que atraviesa la industria del vino en Mar del Plata y la zona?

Estamos atravesando un momento histórico. Están pasando cosas en la región que la van a leer nuestros hijos y nietos en el colegio. Nos está sorprendiendo ahora. A nadie le sorprende que haya vino en Mendoza; lo mismo va a ocurrir en Mar del Plata y zona. Somos afortunados de haber vivido la etapa donde en 2009 el Grupo Peñaflor con su Bodega Costa & Pampa iniciaron en camino de producir Vino en Chapadmalal.

Cuando uno apuesta a un lugar le dicen que está loco. Y después ya se pone otro proyecto al lado y el primero dejó de estar loco. Así empezó a transformarse el paisaje. Y después viene otro, y después empezó a haber transferencia de recursos entre uno y otro y se empieza a transformar lo que antes era un lugar de agricultura intensiva en una zona de viñedos entre bosques, única en la Argentina.

¿Desde que se decide un proyecto de vinos hasta que sale la primera cosecha de la uva cuánto se demora?

En cuatro, cinco años empezás a tener el resultado. No es para improvisados. Se requiere no sólo tener la tierra. No es que sembrás y al otro año cosechás. Si bien la vid resiste a todo como ninguna otra planta, se necesita tiempo para que genere frutos. Necesitás espalda para un proyecto vitivinícola. Después de generar el fruto tenés que tener una bodega para vinificar las uvas de los productores.

Sobre el terroir

Como especialista en vinos y marplatense por adopción, ¿cuáles son las características de la tierra de Mar del Plata y la zona?

Hay una diversidad tremenda. Tenés desde el plegamiento geológico más antiguo del mundo, la Sierra de Tandilia, donde está el viñedo de la bodega Puerta del Abra, otro de los grandes proyectos de la zona, hasta otro totalmente distinto en la región, como el de Trapiche. Están a 40 minutos de auto, pero uno está cerca de la sierra y el otro prácticamente a orillas del Atlántico. Es decir que es muy diverso.

¿Cómo influye el viento?

El viento es un gran enemigo pero generalmente esto se tiene en cuenta a la hora de plantar el viñedo. Un ejemplo es Los Lobos, el viñedo más joven y más cerca del mar de Trapiche en Chapadmalal, que utilizan una hilera de casuarinas junto a una tela microporosa para frenar el viento.

¿El mar ayuda o perjudica?

Estamos es una única zona de clima oceánico, el mar modera y actúa como regulador de la temperatura, garantiza precipitaciones. El mar es todo y más.

Siempre que hablamos de vino en Argentina imaginamos Cuyo. Pero los grandes viñedos del mundo están cercanos al mar. Alejandro Vigil, referente de la vitivinicultura en la Argentina, dice que no podemos ser un país de litros sin mirar Córdoba y la provincia de Buenos Aires. Porque Mendoza no tiene más agua, no puede seguir plantando viñedos porque no tiene recurso hídrico. Siempre se dice que el futuro de la vitivinicultura no está en Mendoza, que es el presente, sino en otros lugares.

Acá se imaginan los vinos en la altura de Mendoza, en Salta o en la zona cordillerana del norte argentino. Porque todo pasó ahí a partir de 1932. La Ley Nacional de Vinos, de Agustín P. Justo, que fue un presidente de origen entrerriano, se legisló para que solo en Cuyo y en las provincias cordilleranas del norte se pueda producir vino. En el resto del país no.

Entre Ríos era la cuarta provincia vitivinícola en el ’30 y se levantaron todos los viñedos. Antes había vinos en todas las provincias argentinas. En los ’90 Augusto Alasino, un senador también entrerriano, impulsó la derogación de esa ley y a partir de ahí empezó a haber nuevos proyectos fuera de Cuyo. Pero era como que nadie se animaba. Pensaban que no iba a funcionar porque no había altura u otros factores. Hasta que empezó uno, y después otro, y así hasta que llegó acá. Hoy hay Malbec en 19 provincias.

El proyecto de Costa y Pampa es anterior a 2008. La marca se llamaba Silos. El viñedo estaba en el mismo lugar donde está ahora, pero era mucho más chico. Pero fue el primer vino embotellado de la zona, marca Silos, de la familia Estrada Mora. A partir de ahí, en un viaje de empresarios que organizaba Estrada Mora, vino Daniel Pi y se interesó en hacer vinos acá.

Pero en Mar del Plata, hace muchos años, había otras bodegas. Como Furlotti.

Sí, también estaba López. Donde ahora está su depósito era su bodega. Pero llegaba el vino en trenes y a través de un vinoducto iba a los tanques y acá empezaba el proceso y lo envasaban. Pero ya del vino terminado. La ley de fraccionamiento en origen, después de lo que pasó con Mansero y Soy Cuyano (con un vino adulterado que causó casi 30 muertes) dispuso que el vino se fraccione donde se hace.

Dando la nota

¿A partir de qué puntaje es bueno un vino?

Los puntajes de los críticos internacionales te ayudan a poner la zona en un lugar en el mundo, porque el mundo lee los reportes. Uno de los principales críticos de vinos, Tim Atkin, le puso 95 puntos sobre 100 a un vino de Chapadmalal, el Alvariño de Costa y Pampa, y 93 puntos para un Riesling de Bodega Puerta del Abra.

Pero en Argentina no hay vinos malos. Tenemos la posibilidad de tomar muy buenos vinos a valores irrisorios para lo que es el mundo. Cuando tenes un vino de gama media con 91 o 92 puntos es igual o más importante que sacar 94 o 95 pts. en gamas altas. El consumidor se atreve y los trasforma en vinos más terrenales. Los caros los toman pocos…

Si un crítico de los tres más importantes del mundo les pone buen puntaje a vinos de esta zona quedate bien tranquilo que en Japón se enteran al otro día, en Estados Unidos también, en Londres también. Entonces, se empiezan a acelerar los procesos. No es menor que miren la zona, que busquen los vinos. Ese es el valor de los puntajes. Quizás para una bodega consolidada es posicionarse y vender más un vino, pero para una zona es casi todo.

Una de las 100 mejores enólogas elegidas por la revista The Drinks Business el año pasado es de la zona. El laburo que hacen estos chicos va más allá de sacar un vino al mercado, porque ellos comunican todo el tiempo este lugar. Y cuando algún empresario local tiene un proyecto, van a ellos, y ellos lo orientan.

¿Se producen cantidades importantes?

Veinte mil litros de vino es lo que produce por ejemplo Bodega Puerta del Abra en Balcarce, Costa & Pampa tiene capacidad de producción de más de cien mil, pero aun en la región no hay escala. Un evento climático te deja sin vino. En Mendoza hay tantas zonas en la provincia que es imposible que eso pase. Estamos en una zona que se está iniciando.

Disfrutemos de las “Calidades Importantes”.

¿Se dan espumantes en Mar del Plata?

Cuando vas para Balcarce, pasando el peaje, es una locura lo que han hecho. Hay una bodega, 17 hectáreas plantadas, para hacer Prosseco, que es un espumante italiano. Ya van por la tercera añada. La bodega se llama Castel Conegliano. Pocas Bodegas en Mendoza son como la de Castel Conigliano; una inversión millonaria a 30 minutos de Luro e Independencia. Además, hay proyectos de empresarios que, sin bodega, están apostando a diferentes variedades.

A futuro

¿Hay posibilidades de que se sostenga económicamente esta industria?

Una bodega en Mendoza no es lo mismo sin turismo, sin restaurante adentro de la bodega, o sea es todo, no solo la venta del vino en sí. Si vos le ponés el foco a hacer una experiencia turística, una experiencia gastronómica, estamos a 400 kilómetros de Buenos Aires, ¿por qué no vendría la gente? Como vienen a comer, vienen a la bodega.

Dentro de poco tiempo va a haber un circuito turístico. La gente va a venir y quizás se va a hospedar en una bodega… Es un proyecto de largo plazo. No es para entrar y salir. Y no es sólo vino. Es vino y todo lo que puedas generar. Eso genera laburo, que crezca la actividad económica en la zona.

Cuando yo me vine a vivir a Mar del Plata en el 2014 ningún amigo mío venía. No me llamaban para que les guardara un hotel o para que les recomendara un lugar para ir a comer. Hace cinco años empezó a cambiar. El último verano fue eso. De la mano de los privados empezaron a pasar un montón de cosas. Y el camino del vino cayó como anillo al dedo. Lo más difícil ya está, ahora tiene que seguir creciendo. Tenemos viñedos, bodegas, empresarios que siguen apostando.

Va a empezar a haber productores, cada vez se están animando más. La gente empieza a ver que hay emprendimientos vitivinícolas, se empiezan a entusiasmar, dejan dos o tres hectáreas y en vez de ponerles maíz las dejan para un viñedo, empiezan a invertir. Después viene el vecino y dice: ‘Tomé este vino, ¿dónde está ese viñedito? Ah, me lo voy a hacer yo también’. Y se empiezan a conectar, y empieza a haber más viñedos. Va a empezar a pasar con la gente que tiene los campos. ¿Por qué no me voy a animar si al vecino le fue bien? Antes era de locos, ahora no.

 

¿Tapa a rosca o corcho?…

“Si son vinos para tomar en el año, no necesitas un tapón de corcho, no tiene lógica, con una buena tapa rosca lo resolvés. Pero comercialmente las bodegas a veces buscan botellas más pesadas y corchos porque el consumidor todavía demanda eso”, comenta Máscolo a CENTRAL. Y asegura que no le convencen “las botellas que pesan más de lo que hay adentro y vienen desde 1500 kilómetros.”

 

Apostar a la región

 

En el partido de General Pueyrredon y la zona hay cada vez más proyectos vitícolas. Referentes de cinco de ellos contaron a CENTRAL cómo decidieron apostar a la región, las características de la tierra y el clima, las variedades que hacen y el futuro de la actividad en esta parte del sudeste bonaerense.

Ezequiel Ortego dio detalles de Trapiche Costa y Pampa, ubicada en Chapadmalal, a 6 kilómetros del mar. Daniel Consorti de Bodega la Adelina, situada en Comandante Nicanor Otamendi. Juan Ignacio Larrosa contó el desarrollo de Bodega Los Pinos, proyectada en la localidad homónima, a 15 kilómetros de Balcarce. Delfina Pontaroli describió Puerta del Abra, también situada en Balcarce. Y Tomás Stahringer a Castel Conegliano, en un campo de El Boquerón, entre las rutas 88 y 226, dentro de partido de General Pueyrredon.

 

Ezequiel Ortego

Bodega: Trapiche Costa y Pampa / Chapadmalal, Mar del Plata.

¿Cómo nace Bodega Costa & Pampa?

El proyecto nace en 2009 de la mano de Daniel Pi y Marcelo Belmonte, que eran el enólogo y el agrónomo de Trapiche en ese momento. Estaban en búsqueda de una nueva zona productiva. En el extranjero los vinos de la costa estaban tomando relevancia y Argentina no tenía nada. En su búsqueda había un gran problema en la zona de Cuyo, que era la escasez de agua. Entonces quisieron que en los terrenos costeros la disponibilidad de agua no fuera un problema. Recorriendo la zona encontraron en Chapadmalal un clima que les gustó, un suelo que podría adaptarse a la plantación de vides, y decidieron desarrollar el cultivo acá. Se aliaron con el dueño de la estancia Santa Isabel, que nos cedió las tierras para hacer el viñedo, y en 2009 se plantaron las primeras 10 hectáreas. En ese lugar toda el agua que recibiera el viñedo iba a ser proveniente de la lluvia, no iba a necesitar riego. Ese fue uno de los disparadores más importantes a la hora de tomar la decisión de plantar el viñedo en Chapadmalal.

En 2012 fue la primera cosecha de ese viñedo y llevaron la uva a Mendoza. En ese momento yo era pasante en Trapiche Mendoza y me acuerdo que, cuando llegó la uva, todos los pasantes y los enólogos iban a ver la uva de Mar del Plata. Parecía una locura que llegara uva de esta zona. En 2013, Daniel me ofreció venir por tres semanas a hacerme cargo de la “bodeguita”. Me dijo que era un proyecto “chiquito”. Pero no fueron tres semanas: ya son casi 11 años. No volví nunca y creo que fue la decisión más acertada, porque la verdad es un proyecto que me apasiona. Tenemos la suerte de ser una bodega que produce muchos vinos blancos. Chapadmalal tiene un clima que nos permite tener vinos muy frescos, con mucha expresión varietal, ideal para acompañar la gastronomía local.

El clima que tenemos en Chapadmalal se caracteriza por tener bastantes días nublados al año. Tenemos alrededor de 200 días nublados al año, lo cual hace que las uvas no reciban tanta irradiación solar y el proceso de maduración sea más lento. Es una región de las más frías del país, en la que nos cuesta madurar la uva. Por eso decidimos plantar una mayoría de variedades blancas. En tinta tenemos PinorNoir y un poquito de Merlot y Ancellota, pero hoy en día el 70% del viñedo son variedades de uva blanca.

Tenemos alrededor de 1100 milímetros de precipitaciones anuales, lo que nos permite tener el viñedo completamente secano. En mis años de experiencia acá, no hemos tenido nunca un problema de sequía que atentara contra la producción. Si bien hemos tenido años secos, el suelo de Chapadmalal nos ha permitido afrontar las sequías. Está compuesto por tres capas. Una primera capa de tierra negra que es muy fértil, muy rica en nutrientes que ayudan a la planta; una segunda capa de arcilla, que tiene una gran capacidad de retención de agua. Eso nos viene muy bien porque en años en los cuales hay sequía esta capa de arcilla funciona como una especie de reservorio. Las sequías acá se suelen dar sobre todo en los meses de diciembre y enero, pero los inviernos suelen ser bastante húmedos. Esta capa de arcilla actúa como si fuera una esponja y, por más que desde arriba la tierra se vea seca, cuando empezás a escavar llegás a una capa que está húmeda y la planta puede seguir su ciclo normalmente. Debajo de esta capa de arcilla tenemos toda una capa de calcáreo, que nosotros llamamos tosca, que es muy rica en carbonato de calcio y varios compuestos que también ayudan a aumentar la fineza de nuestros vinos.

La zona tiene un gran futuro por delante. Cada vez hay más proyectos, no sólo en Mar del Plata, donde hay tres, sino también hay una gran cantidad de proyectos en Balcarce, en la zona de General Alvarado, en Madariaga… Yo tengo la suerte de estar en la UTN, en la carrera de Enología, preparando futuros enólogos, estudiando las características y el clima del lugar y cómo hacer vinos en esta zona, que no es para nada parecido a la región de Cuyo. En dos años va a haber una primera camada de enólogos marplatenses que van a haber estudiado cómo hacer vino en esta zona, lo cual es una suerte que tenemos que hay que aprovechar y valorar.

 

Delfina Pontaroli

Bodega: Puerta del Abra – Balcarce

¿Cómo nace Bodega Puerta del Abra?

Puerta del Abra arranca en 2013, con la iniciativa de probar qué pasaba plantando vides en otro lugar que no fueran los tradicionales en Argentina. Se debatió entre varias opciones porque la empresa a la que pertenece la bodega tiene varios campos en la zona, algunos muchos más bajos que otros. Y se terminó eligiendo un campo que está entre Balcarce y Mar del Plata que es muy quebrado, con mucha pendiente, y que tiene la particularidad de estar rodeado de sierras. Se llama El Vallecito, Es un valle rodeado de sierras que está muy cerca de lo que los locales llaman Puerta del Abra, que es una abertura de la sierra por donde pasa la ruta 226 y por donde se juntan todos los vientos que vienen del mar y arremolinan con mucha velocidad en ese lugar.

En 2013 se plantaron las primeras vides. Se plantó un poco de todo, para ver qué era lo que mejor funcionaba. Y en paralelo a esa plantación se empezaron a estudiar mucho el clima y los suelos. Lo hicimos con iniciativa propia, pero acompañados por grandes asesores, como los Bourguignon, un matrimonio de Francia, justamente de la Borgoña, que tiene un laboratorio de suelos de muchísimo prestigio y se dedican a recorrer el mundo para hacer caracterización de suelos y terruños y ayudar a los productores a entender qué sería lo mejor para plantar.

Cuando ellos vinieron en 2015 nos recomendaron la elaboración de blancos de alta gama y la posibilidad de elaborar espumantes, y la realidad es que la elaboración de los vinos tintos les generaba cierta intriga. La verdad es que no la veían. Pero no nos dijeron un “no” rotundo. Nosotros decidimos avanzar explorando en algunas variedades blancas, pero también en otras tintas y hoy, después de diez años de estar haciendo camino en Balcarce y de pruebas que nos llevaron muchísima investigación, mucha prueba y error, podemos decir con seguridad que tanto los vinos tintos como los blancos funcionan perfecto en Puerta del Abra y tienen el potencial para ser vinos de alta gama.

Hoy estamos elaborando como variedades blancas Alvariño, que es originaria de Galicia, que tiene un perfil súper cítrico y acidez muy marcada, que en Balcarce se da muy bien y tiene muy buen carácter varietal. Y también se da muy bien en la zona de Chapadmalal, donde hay otro exponente Alvariño muy bueno. Para Argentina es una novedad porque es un muy buen representativo de lo que pueden llegar a ser los vinos oceánicos. También elaboramos Riesling, que es una variedad alemana bien adaptada a climas fríos, con un perfil más bien floral y con este costado de hidrocarburo que es bien característico de la variedad. También Chardonnay, que no lo elaboramos como varietal, sino que hacemos una partida limitada de 500 botellas con crianza biológica bajo velo de flor, lo que hace que sea un vino muy particular, que no habla tanto de la variedad en sí sino del trabajo que se hace en bodega con esa variedad.

En cuanto a las tintas, tenenosPinotNoir, Tannat, Cabernet Franc, Bonarda y unas pequeñas hileras de Merlot. Los elaboramos todos como varietales. La verdad es que todos tienen muy buena expresión y ya a diez años de la plantación se nota mucho más el carácter varietal de cada uno, porque la planta es más grande y expresa mejor todo su perfil aromático. Los elaboramos todos bajo la línea Insólito, pero también tenemos una línea nueva que se llama Itzae, que tiene su primera edición con un redblend en el que lo que buscamos es mostrar el potencial de la zona como un todo. También tenemos otra línea que muestra más bien nuestro perfil de investigación que cuenta con partidas muy pequeñas de ensayos, que pueden ser 50, 100 o 200 botellas, y que generalmente muestran alguna prueba nueva que hicimos en bodega poniendo en práctica alguna técnica. Tratamos de salir de nuestra zona de confort haciendo estas pruebas, de las cuales no sabemos bien cómo va a ser el resultado, pero que nos ayudan a entender bien cómo es la expresión y todo el camino que puede recorrer la uva en Balcarce.

Creo que Balcarce es una historia que recién arranca. Fuimos los primeros, pero ya hay muchos viñedos nuevos en la zona. Tuvimos la suerte de que hace un par de años se nos otorgó la indicación geográfica después de muchísimo trabajo de la bodega para lograr esta caracterización: el Instituto Nacional de Vitivinicultura reconoce ahora a Balcarce como una indicación geográfica más de la Argentina, y cualquier bodega que instale sus viñas en Balcarce y que sus vinos cumplan con las características que la zona expresa pueden poner en su etiqueta que son de indicación geográfica Balcarce. Para nosotros eso significa un montón, porque no sólo es haber plantado bandera sino también compartir ese legado con el resto de la comunidad de la viticultura.

Además, todo el circuito mar y sierras está explorándose y hay muchísimos interesados en seguirlo desarrollando. Cada día se suman proyectos nuevos, tanto en Tandil, como en Balcarce, como en todos los pueblos aledaños, así como en Mar del Plata y Chapadmalal, que viene mostrando que es una muy buena área para elaborar vinos blancos y espumantes. Creo que en los próximos años va a seguir creciendo y vamos a poder hablar de muchísimas bodegas más y cada una va a mostrar un costado diferente de la provincia de Buenos Aires que hasta ahora es desconocido.

 

Tomás Stahringer

Bodega Castel Conegliano / Sierra de Los Padres, Mar del Plata

¿Cómo nace Bodega Castel Conegliano?

Castel Conigliano tiene su origen en la familia Chiese. El padre de Juan Carlos, el actual dueño, provenía del Conegliano en Italia, por eso el nombre del proyecto y la inquietud de hacer el espumante con la variedad glera. Ellos son propietarios del campo en que está el viñedo desde hace más de 40 años y, por una cuestión de similitud con paisaje de su lugar de origen, surgió el interés de hacer los vinos acá.

Un conjunto de factores que influyen en el vino. Estamos sobre la formación de las sierras de Tandilia, que es una de las formaciones de tierras más antiguas de América. A medida que te acercás a la sierra, el suelo de la pendiente empieza a ser un poco más pobre porque hay una cantidad importante de materia orgánica. Tenemos los viñedos en pendiente, de hecho hemos plantado en la parte alta de la sierra. Ahí hay un suelo calcáreo fragmentado, que es muy difícil ver en Argentina. Con este desarrollo vitícola plantado en ese lugar vamos a ir investigando los resultados de esas diferencias. Recién vamos por la cuarta vendimia, es algo muy nuevo como para sacar una conclusión concreta de esas diferencias o posibles diferencias manifestadas en los vinos.

En cuanto al clima, la cercanía al mar tiene una influencia importantísima en el clima templado y los vientos. Tenemos bastante viento, pero menos si lo comparamos, por ejemplo, con los viñedos de Costa y Pampa, porque al estar protegidos por las sierras la influencia es un poco menor y la viña está más protegida. No obstante, también tenemos la influencia del viento, lo cual genera un cierre de estomas en la planta, que son los órganos por los cuales respira, lo que acorta el ciclo vegetativo, que es desde que la planta brota hasta que cosechamos. También tenemos temperaturas muy peligrosas durante el período de brotación, básicamente por las heladas. En nuestro caso, hacemos una defensa activa contra heladas con un riego supra arbóreo por aspersión. Es un sistema que nos permite no sufrir daños o combatirlos de una manera muy importante, sin contaminar el ambiente con fuego.

Tenemos puesto el foco en los espumantes. Nuestra primera vendimia fue en 2021 y en ese momento hicimos solamente Glera y un poco de MoscatoGiallo, y ahora también ya estamos haciendo espumoso con Pinot Nero. Como el ciclo es corto, tienen una graduación alcohólica baja comparados con los del resto del país. Hay buena frescura. Creo que, para vinos blancos, rosados y espumantes, la región es muy interesante.

El futuro vitivinicultura en la región lo veo muy interesante. Es una región que tiene disponibilidad del recurso que más escasea: el agua. Tiene agua de calidad, lo cual es muy interesante. De todos modos, seguiremos durante varios años aprendiendo, interpretando y colaborando para que la planta se establezca de una manera favorable para la elaboración de vinos de calidad. No me animo a decir cuál de estas variedades nos daría lo mejor, porque con tres vendimias realizadas todavía hay muy poca información. El vino es tiempo. Hay que esperar y seguir trabajando para que las plantas nos entreguen los vinos que siempre estamos buscando y soñando.

 

Daniel Consorti

Bodega: La Adelina – Otamendi, Gral. Alvarado

¿Cómo nace Bodega La Adelina?

La Adelina vinos nace gracias a un vecino de campo que producía pequeñas cantidades de vino, y nos invitó a participar del proceso para ayudarlo. Desde ahí nos atrapó la actividad, y ya hace seis años que estamos en esto.
Empecé a leer mucho, a asesorarme y a estudiar acerca del tema. Eso me hizo entrar en un mundo apasionante como es el del vino.

Los suelos de Mar del plata y la zona en donde se encuentra nuestro viñedo son de las más fértiles del mundo. Eso hace que sea una contrapropuesta a los suelos de Mendoza. Acá nos sobra humedad y fertilidad, con más de un metro de tierra negra. Gracias a eso necesitamos trabajar de diferente manera las vides, las cuales se crían en un clima con vientos del Atlántico sur, humedad y menos horas de sol. Así nace nuestro PinotNoir.

La producción de vinos para mí es un hobby hermoso, que disfruto junto a muchos amigos. Pasaría muchas más horas de las que le puedo dedicar, es algo atrapante en lo que el esmero y la dedicación tiene sus frutos. Y más motivado me siento cuando veo los resultados del producto que logramos.
Recién estamos produciendo los primeros vinos de nuestras plantas, que son aún muy jóvenes. Hasta hace poco traíamos uva desde otros lugares para hacer experiencia en la producción, logrando muy buenos resultados, siempre tratando de aprender. Creemos que el pinot de acá es un vino elegante de acidez media-baja, aromático y sedoso. Se pueden lograr muy buenos resultados.
Mar del plata y sus alrededores tienen un enorme potencial para desarrollar esta actividad, y ojalá lo veamos pronto en el desarrollo. Es una actividad que evolucionará con mucha fuerza y que sin dudas puede aumentar el turismo de toda la zona.

 

Juan Ignacio Larrosa

Bodega: Los Pinos – Balcarce

¿Cómo nace Bodega Los Pinos?

El proyecto nace como la mayoría de las cosas: en sobremesa, en una charla bien volada. Y cuando fue prendiendo, distintos actores de esta conversación la fueron trayendo a la realidad y la fueron analizando un poco más certeramente. En otra sobremesa se volvió a tocar el tema, con un poco más de audacia, de perspectiva, de realidad. Y después, una vez que tuvimos la intención seria, analizamos la factibilidad de hacerlo, nos contactamos con gente del sector, que nos permitió conocer bastante. Nosotros somos de la producción, pero de la parte comercial y de enología no sabíamos. Conocimos gente de primera, que nos fue incentivando a que intentáramos hacer lo que queríamos. Y finalmente armamos un grupo con asesores, se tomó la decisión y se ejecutó. Hoy tenemos el proyecto en marcha, con más de 12 hectáreas plantadas de viñedo. Entre este año y el que viene se termina la plantación de lo que es el proyecto inicial. Estamos enfocados en el viñedo, en el manejo del cultivo, en el cuidado de las plantas, y al mismo tiempo vamos elaborando cómo va a ser nuestro proyecto de vinificación. Tenemos que definir estructuras e infraestructuras.

Hicimos un estudio del terroir. De los cuatro socios, tres somos agrónomos. Eso no quiere decir nada, pero sí que tenemos algún tipo de conocimiento de lo que es el factor climático en los cultivos y principalmente en este tipo de cultivos. Entonces hicimos un trabajo bastante importante previo a la planificación del viñedo. Ahí nos ayudaron mucho los asesores, Juan Pablo Michelini, que es nuestro enólogo, y Maia Echegoyen, que es nuestra agrónoma asesora. Nos ayudaron muchísimo a ir rompiendo esquemas prefabricados que teníamos y nos fueron abriendo situaciones en las cuales teníamos que prestar atención en la planificación. Y eso la verdad que nos ayudó un montón en la planificación del viñedo, en tratar de aprovechar el terroir que tenemos. Cada terroir tiene sus condiciones. Acá nosotros tenemos un suelo que es muy particular, es un suelo con alta materia orgánica, un suelo que tiene muchos años de vida, de desarrollo, y al estar al pie de la sierra tenemos piedras dispersas. Eso le da al suelo algún carácter mineral. Además, tenemos un clima que, para lo que es el país, es marítimo, y para lo que es el sudeste bonaerense, es serrano. Lo más complejo para manejar cultivos son los eventos climáticos. Porque uno puede presupuestar claramente un cultivo en base a promedios, a máximos y mínimos, pero después los eventos y los pulsos climáticos que estamos viviendo, que son bastante más agresivos que antes, pueden definir el año del cultivo.

Para probar el primer vino de la bodega todavía falta. Tampoco estamos corriendo una carrera para tener los primeros vinos. Estamos tratando de disfrutar, de ir viviendo el avance. Estamos muy enfocados en el viñedo. Tenemos la pretensión de no acelerar los tiempos del viñedo. De alguna manera, es probable que tengamos que esperar algún añito más para disfrutar los primeros vinos, pero eso estaba en el plan original. Pensamos que en el 2026 vamos a tener alguna cosecha y en el ’27 probablemente tengamos una cosecha un poco más interesante y podamos hacer alguna vinificación más importante. Así que para el final del ’27, principios del ’28, estaríamos probando algún vino muy joven. Seguramente el perfil de nuestros vinos va a depender un poco de lo que vayamos viendo. Entendemos que vamos a la búsqueda de vino joven y que pueda expresar nuestro terroir. Nuestro objetivo hoy es tener la uva lo mejor posible, lo más sana no solamente en términos físicos, sino también en términos químicos. Por eso antes de plantar el viñedo hicimos una pastura perenne para que nos ayude a regular la humedad del suelo, es decir, para que nos ayude a sacar los excesos de humedad. Estamos manejando el viñedo de manera orgánica desde el inicio, es decir, no aplicamos herbicidas. Por ahora estamos aplicando sólo y azufre en la búsqueda de tener la mejor calidad enológica posible.


 

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