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Un servicio en constante evolución

Rubén Lozzi, coordinador del servicio de Gastroenterología de la Clínica Colón, le contó a CENTRAL los avances que tuvo el área en las últimas tres décadas. Destacó la tecnología incorporada y las mejoras que se lograron con la última reestructuración edilicia.

Rubén Darío Lozzi nació, literalmente, en la Clínica Colón. Y puede decirse que gran parte de su vida también la vivió allí: lleva cerca de tres décadas en el área de Gastroenterología, de la que es su coordinador.
Especializado en esa rama de la medicina desde hace 32 años, conversó con CENTRAL sobre las prácticas que se realizan en la Clínica y la evolución constante del servicio de endoscopia.

¿Dónde estudió, cuándo se recibió y cuándo se incorporó a la clínica?

Me recibí de médico el 23 de diciembre de 1986. Estudié en la Universidad de Buenos Aires (UBA), una universidad pública que en esa época todo el mundo quería estar. La última materia, Cirugía, la rendí en el Hospital Italiano de Buenos Aires. Después me incorporé al programa de residencias del Hospital Privado de Comunidad, donde hice clínica médica tres años, y luego volví a Buenos Aires a formarme en Gastroenterología, que es la especialidad que hoy realizo ya desde el año 92. En el Policlínico Bancario hice una residencia y ahí rotaba. Teníamos muy buena relación y roté mucho tiempo también con el Hospital Italiano de Buenos Aires

Fui dos años jefe de residentes. O sea estuve como ocho años en un sistema de formación, sumando clínica médica y gastroenterología, y se me abrió una oportunidad para ir a hacer lo que nosotros llamamos la curva de aprendizaje, que es donde uno consolida todo lo que aprendió en forma directa con los pacientes, en Bariloche. Estuve un año y medio. Por distintas cuestiones, distancia y sobre todo una situación particular de la provincia en esa época, decidí volver a Mar del Plata, que es mi ciudad, donde nací, en la clínica donde nací también, la Clínica Colón, donde estoy desde 1996.

A poco de incorporarme a la clínica tuve la suerte de poder hacer una beca de intercambio a través de la Federación Argentina de Endoscopía Digestiva en Italia, y eso realmente me cambió el enfoque. Estuve en Roma un mes, rotando por el hospital San Eugenio e iba a la tarde al Policlínico Gemelli, que es bastante conocido porque es donde se atiende el papa. Es un centro de formación y de alto volumen en cuanto a la resolución de la patología biliar por vía endoscópica. Realmente eso me cambió, a pesar del poco tiempo que estuve ahí. Generó un hito en mi carrera.

¿Cómo evolucionó el área de Gastroenterología de la Clínica?

Cuando yo ingresé a la Clínica el doctor Ricardo Moreno era el único gastroenterólogo que había en la institución. Hicimos una sociedad con él. A partir de ese año empezamos a incorporar un poco el equipamiento, porque hasta esa época se trabajaba mucho con endoscopios de fibra óptica. Incorporamos la primer torre de videoendoscopia Olympus aproximadamente en 1998. Y de ahí en más el servicio ya venía creciendo, pero siempre la capacidad o las posibilidades de crecimiento tienen mucho que ver con la cantidad de médicos y la oferta y la accesibilidad
Cuantos más médicos hay, la posibilidad de crecer es mayor. El Servicio continuó creciendo prácticamente sin pausa desde ese momento. Yo hago endoscopia diagnóstica y terapéutica, dentro de la terapéutica endoscópica incorporamos la Colangio pancreatografía retrógrada endoscópica.
Para el que no conoce la medicina, parece una cosa milagrosa poder sacar por la boca un cálculo de la vía biliar o también poner un stent en un paciente con un tumor o con una obstrucción biliar. Eso se empezó a hacer en esa época. Después se incorporaron muchas otras prácticas, como la cápsula endoscópica, que es la posibilidad de ingerir una capsulita que en realidad es una cámara y que, por radiofrecuencia, envía las fotos a un grabador que el paciente tiene colgado en su cinturón, como si fuera un holter. También está la posibilidad de realizar test del aliento, ya sea para el helicobacter pylori y últimamente para detectar SIBO, que es el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. Eso es una afección que es muy común y sobre todo en mujeres, que son las que más consultan. Tiene que ver con un aumento de la cantidad y una alteración en la calidad de las bacterias del intestino delgado que justamente producen hidrógeno cuando actúan sobre los deshechos de la digestión.
Hace unos cinco años incorporamos un eco endoscopio lineal que permite tomar biopsias del páncreas. Eso es un equipo de última generación japonés que permite ir a detectar lesiones hasta muy pequeñas del páncreas, tomar una biopsia y definir si ese paciente se opera, si no se opera, si hay compromiso o no de los vasos. Esto es un gran avance. El ecoendoscopista es el doctor Diego Miconi. Esto también ha generado un gran avance en nuestra práctica diaria porque prácticamente hacemos todo lo que se pueda hacer desde la endoscopía, tanto diagnóstica como terapéutica, y también los que se llaman tets funcionales: test del aire espirado, peachimetría, que es un test para reflujo, manometría, etc.
Así que la evolución del servicio ha sido constante, con todas las dificultades que conlleva crecer en la Argentina, pero no nos hemos detenido en el crecimiento. Hemos invertido y hemos apostado siempre al crecimiento, y creo que con mucho orgullo hoy podemos decir que estamos muy contentos de eso.

Con las últimas incorporaciones y reestructuraciones edilicias,¿cuáles son los avances puntuales que ha tenido la Clínica y cómo repercute esto en la atención del paciente? 

Cuando nosotros hablamos de la calidad de atención siempre hay tres pilares: el recurso humano, la tecnología y la infraestructura. La Clínica, el director, nos ha dado un gran apoyo en el último tiempo. De hecho, hace algo más de diez años inauguramos la Sala de Endoscopia. Tenía tres salas de trabajo simultáneo con un quirófano ambulatorio. Eso estaba en el primer piso. Al poco tiempo quedó chico y hoy se han realizado reestructuraciones en esa área para generar otro quirófano, también debido a la llegada del robot Da Vinci a la institución, y nosotros pasamos al tercer piso, donde ahora tenemos cuatro salas de trabajo simultáneo más un quirófano ambulatorio. Son cinco salas, una sala más grande para la recuperación de los pacientes pos sedación, una sala de lavados (tenemos una lavadora automática que ya la teníamos desde antes, pero se ha reinstalado en la nueva área). Esto permite un mayor número de procedimientos en forma simultánea, mucha mayor comodidad para los pacientes. Es un área mejor iluminada, más amplia y en definitiva tratamos generar la mayor seguridad para el paciente y la mayor eficiencia en cuanto al diagnóstico precoz de las lesiones del tubo digestivo que pueden ser preocupantes, o sea la prevención del cáncer o detección precoz. En cuanto a la endoscopía terapéutica lo mismo: realizamos procedimientos terapéuticos con muchísima seguridad.

TECNOLOGIA AVANZADA

Torres de Video Endoscopia
Olympus,
Pentax,
Aohua.
Ecoendoscopio Lineal
Pentax / Hitachi

“Este instrumental de última generación nos permite realizar procedimientos Endoscópicos en el tubo digestivo ya sean diagnósticos y/o terapéuticos.
Todos los endoscopios tienen cromoscopía electrónica (facilitan el diagnóstico de lesiones pre malignas y malignas) y en todos los procedimientos utilizamos insufladoras de CO2 (producen menos molestias y distensión luego de los procedimientos)”.

¿Cómo ve el futuro inmediato?

Es muy bueno ver siempre la película y no sólo la foto. Y ver el progreso y los desafíos que se vienen. En el futuro nosotros pensamos continuar… Ya tenemos quinta o sexta camada de fellowship, médicos que ya estaban formados y vienen a hacer un perfeccionamiento o aprender las primeras armas o incorporación de destreza en el área endoscópica. O sea, vienen a hacer la formación. Docencia, investigación y asistencia: tratamos de cumplir ese precepto que tiene muchísimo que ver con la calidad. Nos vemos en el futuro tratando de aprender permanentemente, capitalizar nuestra experiencia y a su vez enseñar.

Creo que el objetivo es siempre incorporar la última tecnología. Hay avances en cuanto a la endoscopía de magnificación, cromoscopía electrónica, eso permite detectar lesiones cada vez más pequeñas en todo el tubo digestivo, encontrar pólipos en el colon, que sabemos que en nuestro país y en todo Occidente es un tema muy prevalente, porque es la segunda causa de muerte por cáncer.

¡Hay equipo!

Rubén Lozzi coordina el área de Gastroenterología de la Clínica Colón, que además está integrada por los doctores Roberto Higa, Héctor Román, Fernando Moreno, Martín Pastorino, Mauricio Arco, Delfina Bellini y Diego Miconi.

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